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NTRA. SEÑORA DEL
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
4. NOVENA DEL ACORDAOS: DÍAS 7 A 9

Páginas: 1. Oraciones | 2. Novena: días 1 a 3
3. Novena: días 4 a 6
| 4. Novena: días 7 a 9



DÍAS
7 | 8 | 9
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DÍA SÉPTIMO

LA SUPLICA
Concededme, os lo suplico, el favor que solicito.

 

Comenzar con la oración del Acordaos y la oración preparatoria para todos los días.

MEDITACIÓN
Aunque fuese yo el único que os dirigiese mi súplica, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, la vista de mi fragilidad, de mis faltas, de mis ingratitudes, no sería suficiente para destruir la filial confianza que tengo en Vos, cerraría los ojos sobre mi indignidad, y el clamor de mi alma llegaría hasta los pies de vuestro trono.

Mas estoy muy lejos de encontrarme solo suplicandoos.

Dichoso miembro de esta piadosa y amada Asociación que os invoca bajo el hermoso título de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, tengo millones de hermanos y hermanas que ruegan conmigo y por mí. Militan en este nuevo ejército de cristianos, consagrados a Vuestra gloria, muchos santos y obispos, llevando a su cabeza el Pontífice supremo; legiones de misioneros y de sacerdotes, numerosos coros de vírgenes, congregaciones enteras de religiosos, una multitud de fieles de todas las edades y de todo mérito; y esta grande familia extendida por toda la superficie de la tierra no forma más que un solo corazón y una sola alma; todas las intenciones están unidas y cada uno ruega por las intenciones de todos.

Os ofrezco, pues, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, todas las oraciones de tantas almas fervorosas, y en consideración de sus virtudes os suplico que concedáis el favor que solicito...

Si nunca hubierais atendido a los pecadores ¡oh mi buena Madre!, sería grande mi temeridad en presentarme el primero; hay sin embargo algo que me movería a hacerlo sin temor... Pero más fácil sería contar las arenas de una playa que calcular el número de pecadores favorecidos por vuestra protección y atendidos en sus ruegos.

¿Y por ventura no, vemos, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, la prontitud con que nos colmáis de bienes en vuestra amada Asociación?

iCuántos miles de acciones de gracias suben diariamente hacia Vos de entre nuestros hermanos!

Cuántas curaciones consideradas imposibles! ¡Cuántas conversiones notables que parecían desesperadas!

Cúántas pruebas auténticas de estas maravillas en vuestros Santuarios!

Cuántos exvotos, cuántas inscripciones sobre el mármol publican vuestros favores!

¡Cuántas lámparas y cirios encendidos en vuestro altar como testimonio de reconocimiento!

¿Queréis acaso, ¡oh María!, que sea yo el único que os invoque en vano? ¿No querréis, antes bien, obligarme a daros gracias y darme a conocer una vez más que sois verdaderamente Nuestra Señora del Sagrado Corazón?

Terminar con la oración del Acordaos y la invocación: ¡Nuestra Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros (repetir 3 veces)

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DÍA OCTAVO

NO HAY DESAIRE
No, no puedo recibir de Vos desaire alguno

Comenzar con la oración del Acordaos y la oración preparatoria para todos los días.

MEDITACIÓN
Es muy poderosa María sobre el Corazón de su divino Hijo para que no pueda alcanzarme la gracia que le pido. Roguémosle, pues, que hable por nosotros al Corazón de su Hijo, como nos lo aconseja San Bernardo.

«Sí, ciertamente, oh María!, a Vos toca hablar a ese Corazón, a Vos que tenéis en El un fiel corresponsal, quiero decir al amor filial, que se adelantará a recibir al amor materno y prevendrá sus deseos.»

¿Podréis Vos temer recibir desaire alguno cuando habláis al Salvador? Su amor intercede en favor nuestro, su misma naturaleza lo solicita por nosotros; se accede fácilmente a los. ruegos cuando se está ya vencido por el amor.

«Por esta razón, María habla siempre con eficacia, porque habla a un Corazón ya ganado enteramente, porque habla a un Corazón de Hijo...», dice San Bernardo.

«Interceded por nosotros, ¡oh Bienaventurada María! Vos que tenéis en vuestras manos, sí, me atrevo a decirlo, la llave de las bendiciones divinas. Vuestro Hijo es esta misteriosa llave con la que se abren los tesoros del Padre Eterno» (Bossuet).

No, no puedo recibir desaire, porque el negocio por el que acudo a Vos es importante, difícil, desesperado, no tiene otro recurso sino vuestro poder, ¡oh María! ioh mi soberana! Os suplico por lo que más amáis, que me alcancéis del Corazón de Jesús la gracia que solicito.

Terminar con la oración del Acordaos y la invocación: ¡Nuestra Señora del Sagrado Corazón, rogad por nosotros (repetir 3 veces)

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DÍA NOVENO

LA ESPERANZA
Y puesto que sois nuestra Madre, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, acoged favorablemente nuestros ruegos y dignaos atenderlos. Así sea.

Comenzar con la oración del Acordaos y la oración preparatoria para todos los días.

MEDITACIÓN
Me postro a vuestros pies, oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, para dar fin a mi Novena de Preces, y siento la necesidad de daros las gracias aun antes de conocer el resultado de mis súplicas.

La paz que experimento, la esperanza que va aumentado en mi alma, el amor más ardiente que por Vos siente mi corazón, me hacen creer con razón que no he solicitado en vano vuestro auxilio.

Habéis querido darme una nueva prueba de vuestro amor: seáis por ello mil veces bendita, ioh la mejor de todas las madres!, ¡oh la más poderosa de todas las reinas!

Si, corno lo espero, mi súplica es hoy atendida, nada será capaz de detener el transporte de mi reconocimiento y el sentimiento de un vivo gozo; publicaré vuestras alabanzas y diré muy alto que el medio más seguro para alcanzar la gracia es dirigirse a Nuestra Señora del Sagrado Corazón, y que es preciso acudir con toda confianza a ese trono de la eterna misericordia.

Si el favor que imploro es diferido por algún tiempo, lo esperaré con paciencia, sin cesar de pedíroslo; lejos de desalentarme, renovaré cada día con más ardor mis súplicas, porque espero siempre en vuestra bondad y porque Vos sabéis mejor que yo la hora y el momento en que me será más útil recibir el objeto de mis deseos.

En fin, si Dios quiere permitir que la gracia que pido me sea cambiada por alguna terrible prueba, o por algún sacrificio no esperado, entonces, sobre todo, ioh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, tendría yo más necesidad de vuestra ayuda, para que renovarais en mí el espíritu de fe y de resignación cristiana, y me hicierais comprender que este misterioso proceder de la Providencia se dirige a un bien mayor.

¡Oh mi celestial Protectora!, he obrado con Vos como un niño con su muy amada madre; os he dado a conocer mis padecimientos y mis temores, mis penas, mis tentaciones, mi fragilidad, mis riesgos; me echo en vuestros brazos; me entrego a vos, sé muy bien que no me dejaréis perecer...

Oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón! Os suplico de nuevo oigáis mi plegaria y me concedáis todas las gracias que he solicitado durante esta Novena; extended vuestra protección sobre mí y sobre todas' las personas que tantas veces os he recomendado; alcanzadnos del Corazón de Jesús la dicha de amarle aquí en la tierra y de reinar con El en el Cielo.

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