ORACIÓN
I
Bienaventurados sois, oh Santos
Joaquín y Ana, por habernos dado aquella niña benditísima,
que alcanzó la más alta dignidad que puede tener
criatura, pues vino a ser Madre del mismo Dios hecho hombre,
y a tener en sus entrañas al que tiene colgado de tres
dedos el universo; y vosotros después de ella sois gloriosísimos,
pues sois padre de la Madre de Dios porque engendrasteis por
gracia y por don sobrenatural a la que nos dio a Jesucristo fuente
de gracia y Salvador del mundo. ¡Oh cuan ricamente adornó
con todas las virtudes vuestras almas el Señor, para haceros
tan señalada merced! Pues por estas mismas gracias que
recibisteis, y por aquella soberana Princesa que disteis al mundo,
os suplicamos que nos seáis abogados piadosos para con
vuestra hija y con su Hijo Jesucristo, y nos alcancéis
al amparo de la Madre y la bendición del Hijo, y perseverancia
en la virtud y buena muerte, para gozar con ellos y de vos en
los siglos de los siglos. Amén. |
La infancia
de la Virgen María
Dante Gabriel Rossetti. 1849
Tate Gallery. Londres |
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ORACIÓN
II
Gloriosísimos padres
de María Santísima, amados abogados míos:
me alegro con vosotros de aquel consuelo que tuvisteis cuando,
después de muchos ruegos y oraciones, os avisó
el Ángel que habíais de tener una hija tan santa.
Miradme aquí postrado a vuestros pies, os suplico me recibáis
por vuestro humildísimo siervo para que como tal os reverencie
y ame. Es verdad que no merezco esta gracia, pero confío
lo haréis por el amor de María Santísima,
vuestra benditísima hija, y por los méritos de
Jesús. Acordaos de mi ahora, y sobre todo en la hora de
mi agonía; asistidme entonces, junto con Jesús,
María y José. Amén.
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ORACIÓN
III
Gloriosísimos padres
de María Santísima, felicísimos abuelos
de Jesús, modelos perfectísimos de casados, y dulces
abogados míos, yo me alegro con vosotros de aquel gozo
y consuelo que tuvisteis cuando, después de una larga
esterilidad y de fervorosas oraciones, os avisó el Ángel
que tendrías tan santa Hija. ¡Oh, quién supiera
imitar vuestras heroicas virtudes! ¡Quién fuera,
como vosotros, frecuente en la oración, compasivo con
los pobres, amante de la soledad, sufrido en los trabajos y callado
en los improperios! A lo menos por las gracias con que os previno
el cielo para tan eminente dignidad, alcanzadme que, haciendo
siempre la voluntad divina, y venciendo mis pasiones logre la
dicha de gozar de vuestra amable compañía en la
gloria. Os lo pido por el amor de vuestra benditísima
Hija, y por los méritos de vuestro santísimo Nieto
Jesús. Amén.
1. Aunque
de los padres de la Virgen María, San Joaquín y
Santa Ana, apenas se sabe nada con certeza, la tradición
demuestra no obstante que su culto fue temprano en Oriente, desde
donde mas tarde se extendió a todo Occidente. Con la reforma
del calendario después del Concilio Vaticano II, la festividad
de San Joaquín se celebra junto con la de su esposa, es
decir el 26 de julio. Esta es la razón por la que se ha
preferido añadir a las páginas de devoción
a Santa Ana estas otras en las que se incluye a su santo esposo.
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