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2. NOVENA A UN SANTO [1] |
» Más información "Los santos habiendo llegado a la patria celestial y estando en presencia del Señor, no cesan de interceder por El, con El y en El a favor nuestro ante el Padre, ofreciéndole los méritos que en la tierra consiguieron por el Mediador único entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, como fruto de haber servido al Señor en todas las cosas y de haber completado en su carne lo que falta a los padecimientos de Cristo en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia. Su fraterna solicitud contribuye, pues, mucho a remediar nuestra debilidad" Lumen Gentium, 49 |
Por la señal de la
santa Cruz... EN CUYO HONOR SE HACE LA NOVENA Glorioso(a) San(ta) ..., a vos acudimos, llenos de confianza en vuestra intercesión. Nos sentimos atraídos a vos con una especial devoción y sabemos que nuestras súplicas serán más agradables a Dios nuestro Señor, si vos, que tan amado sois de Él, se las presentáis. Vuestra caridad, reflejo admirable de la de Dios, os inclina a socorrer toda miseria, a consolar toda pena y a complacer todo deseo y necesidad, si ello ha de ser provechoso para nuestra alma. Mirad, pues, nuestras miserias y penas, nuestros trabajos y necesidades, nuestros buenos deseos, y alcanzadnos que aseguremos cada día más nuestra eterna salvación con la práctica de las buenas obras y la imitación de vuestras virtudes. Y, en particular, os pedimos que nos alcancéis de Dios la gracia especial que, por esta devota novena, esperamos confiadamente conseguir. Así sea. (Ahora se pide la gracia especial que, mediante la Novena, se desea obtener).
Oh Dios, Vos habéis querido esparcir de una manera maravillosa, por toda la creación, reflejos de vuestra belleza increada y de vuestra omnipotencia infinita, y habéis creado al hombre para que fuese una imagen viviente de Vos, en la cual pudieseis complaceros; tan grande es vuestra bondad y complacencia con las almas que os aman de corazón y se os entregan totalmente como lo hacen vuestros santos, a los que llegáis a hacer partícipes de vuestro poder, haciendo que obren prodigios y milagros. Nosotros os suplicamos hoy, ya que por nuestros méritos no merecemos ser atendidos, que queráis escucharnos por vuestra bondad y por el valimiento de vuestro Santo(a) glorioso(a), y que nos concedáis las gracias que por su mediación os pedimos en esta novena. Y ahora, confiados en vuestra bondad infinita, nos atrevemos a insistir en nuestras súplicas, mientras, postrados, con el mayor respeto y con todo el afecto de nuestro corazón, dirigimos las siguientes súplicas a la Santísima Trinidad:
Oh Dios de Bondad infinita. Vos habéis querido que vuestros Santos sean, para nosotros no sólo poderosos intercesores, sino algo más: que sean nuestros modelos. De sus virtudes la que más hemos de imitar es la del puro amor y unión perfecta de voluntad con Vos, nuestro Dios y Señor. Esta virtud es la que más nos une a Vos y la que nos hace más santos. Sea, pues, nuestra pobre ofrenda este deseo y resolución que nuevamente hacemos ahora de unir de tal manera nuestra voluntad con la vuestra, que jamás queramos otra cosa que lo que Vos queráis, y que resueltamente dejemos de hacer lo que conozcamos estar fuera de vuestra divina y paternal voluntad. Hechas con este espíritu, nuestras oraciones os serán más agradables, y conformándonos de antemano con todo lo que Vos queráis de nosotros, estamos más seguros de obtener lo que os hemos pedido. V. Los Santos vivirán eternamente. Hacednos la gracia, ¡oh Señor!, os lo suplicamos, que por intercesión de San(ta) ..., cuyas virtudes veneramos aquí en la tierra, seamos un día, contados juntamente con él/ella en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo Amén. |
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