CUATRO
ORACIONES
POR LAS VOCACIONES
I
Jesús
que sientes compasión al ver la multitud que está
como ovejas sin pastor, suscita, en nuestra Iglesia, una nueva
primavera de vocaciones.
Te pedimos
que envíes: Sacerdotes según tu corazón
que nos alimenten con el Pan de Tu Palabra y en la mesa de Tu
Cuerpo y de Tu Sangre; Consagrados que, por su santidad, sean
testigos de Tu Reino; Laicos que, en medio del mundo, den testimonio
de ti con su vida y su palabra.
Buen Pastor,
fortalece a los que elegiste; y ayúdalos a crecer en el
amor y santidad para que respondan plenamente a tu llamada.
María,
Madre de las vocaciones, ruega por nosotros. Amén.
II
Señor
Dios, Padre Celestial, Tu Hijo Jesucristo nos dijo: "La
mies es abundante, pero los obreros pocos. Pedid al dueño
de la mies que envíe obreros a su mies". Animados
por estas enseñanzas, te pedimos que envíes a tu
Iglesia, numerosas y santas vocaciones para el sacerdocio, a
la vida religiosa y al apostolado laical. Consérvales
fieles en su ministerio hasta el fin; y concédeles, por
tu Espíritu Santo, un gran amor a Dios y a los hermanos,
para que en su ministerio y en su vida busquen solamente tu gloria.
Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
III
Dios, Padre
y Pastor de todos los hombres, Tú quieres que no falten
hoy día, hombres y mujeres de fe, que consagren sus vidas
al servicio del evangelio y al cuidado de la Iglesia.
Haz que tu
Espíritu Santo ilumine los corazones, y fortalezca las
voluntades de tus fieles, para que, acogiendo tu llamado, lleguen
a ser los Sacerdotes y Diáconos, Religiosos, Religiosas
y Consagrados que tu Pueblo necesita.
La cosecha
es abundante, y los operarios pocos. Envía, Señor,
operarios a tu mies. Amén.
IV
Señor
Dios, Padre Nuestro, te damos gracias por los sacerdotes, que
son un regalo y un signo de tu amor.
Ellos nos manifiestan
tu corazón bueno y rico en misericordia, nos ofrecen la
salvación de Jesús y nos ayudan a vivir en el Espíritu
Santo.
Concédenos
pastores según tu corazón, bendice a los seminaristas,
y haz que no falten en la Iglesia niños y jóvenes
que sigan la vocación sacerdotal. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
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ORACIÓN
DE JUAN PABLO II
Padre Bueno,
en Cristo tu Hijo nos revelas tu amor, nos abrazas como a tus
hijos y nos ofreces la posibilidad de descubrir, en tu voluntad,
los rasgos de nuestro verdadero rostro.
Padre santo,
Tú nos llamas a ser santos como Tú eres santo.
Te pedimos que nunca falten a tu Iglesia ministros y apóstoles
santos que, con la palabra y con los sacramentos, preparen el
camino para el encuentro contigo.
Padre misericordioso,
da a la Humanidad extraviada, hombres y mujeres, que, con el
testimonio de una vida transfigurada, a imagen de tu Hijo, caminen
alegremente con todos los demás hermanos y hermanas hacia
la patria celestial.
Padre nuestro,
con la voz de tu Espíritu Santo, y confiando en la materna
intercesión de María, te pedimos ardientemente:
manda a tu Iglesia sacerdotes, que sean testimonios valientes
de tu infinita bondad. ¡Amén! |