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V. Virgen Sacratísima,
dígnate permitirme que te alabe.
R. Dame fortaleza contra tus enemigos.
ORACIÓN PREPARATORIA
PARA TODOS LOS DÍAS
Oh Dios Todopoderoso y Misericordioso, que en defensa del pueblo
cristiano estableciste admirablemente en la Beatísima
Virgen María un perpetuo auxilio; concédenos propicio,
que fortalecidos con tal protección, luchando en esta
vida podamos en la muerte, conseguir victoria del enemigo maligno,
por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Tres Avemarías, Gloria
y la jaculatoria:
María Auxilio de los Cristianos, Ruega por nosotros.
Rezar a continuación
la oración del día que corresponda:
DÍAS: 1 | 2 | 3 | 4
| 5 | 6 | 7
| 8 | 9
|
|
DÍA PRIMERO
¡Oh, María, poderoso
Auxilio de los Cristianos que confiados de tu misericordia, acuden
a tu trono lleno de confianza! Oye los ruegos de tus hijos que
suplicantes imploramos tu poderoso patrocinio, para poder huir
del pecado y de las ocasiones de pecar. Tres Avemarías
y Gloria. Terminar con las oraciones finales
para todos los días.
__________
DÍA SEGUNDO
¡Oh, María Santísima,
Madre de bondad y de misericordia! tú que siempre libraste
al pueblo cristiano, con tu poderoso patrocinio, de los asaltos
e insidias del enemigo, protege nuestras almas, te lo suplicamos,
de las acometidas del demonio, del mundo y de la carne, para
que alcancemos completa victoria sobre los enemigos de nuestra
salvación. Tres Avemarías y Gloria. Terminar
con las oraciones finales para todos los días.
__________
DÍA TERCERO
¡Oh, poderosísima
Reina del Cielo, que sola triunfaste de las herejías,
que intentaron arrancar a tantos hijos del regazo de nuestra
Madre la Iglesia! Ayúdanos ¡oh María! a guardar
firme nuestra fe y puros nuestros corazones, en medio de tantas
insidias para no contaminarnos con el veneno de tantas perversas
doctrinas. Tres Avemarías y Gloria. Terminar con las
oraciones finales para todos los días.
__________
DÍA CUARTO
¡Oh dulcísima
Madre nuestra María, tú que eres Reina de los Mártires
por los heroicos actos de valor y fortaleza que practicaste en
la tierra! Dígnate infundir en nuestro corazón
la fuerza necesaria para mantenernos constantes en tu servicio
para que, venciendo todo respeto humano cumplamos sin rubor nuestros
deberes religiosos y nos comportemos siempre como devotos hijos
tuyos hasta la muerte. Tres Avemarías y Gloria. Terminar
con las oraciones finales para todos los días.
__________
DÍA QUINTO
Querida Madre mía, tú
que en el triunfo del Papa Pío VII mostraste tu eficaz
patrocinio, desplegaste tu manto protector sobre toda la Iglesia
y especialmente sobre su augusto jefe el Sumo Pontífice,
defiéndelo en todo momento de los ataques de los enemigos,
líbralo de las aflicciones, asístelo siempre para
que pueda dirigir al puerto de salvación la navecilla
de San Pedro, triunfando de las oleadas embravecidas que amenazan
de sumergirla. Tres Avemarías y Gloria. Terminar con
las oraciones finales para todos los días.
__________
DÍA SEXTO
¡Oh, María, Reina
de los Apóstoles! toma bajo tu protección a los
sagrados ministros y todos los fieles de la Iglesia Católica:
alcánzales espíritu de unión, de perfecta
obediencia al Romano Pontífice, y de celo ferviente por
la salvación de las almas; especialmente te suplicamos
extiendas tu amorosa asistencia sobre los misioneros, para que
consigan atraer a la verdadera fe de Jesucristo a todas las almas,
para formar del mundo entero un solo Rebaño bajo la guía
de un solo Pastor. Tres Avemarías y Gloria. Terminar
con las oraciones finales para todos los días.
__________
DÍA SÉPTIMO
No seas, Madre de misericordia,
insensible a los dolores de la Iglesia menospreciada en su doctrina
y en sus Sacramentos. No permitas sea derramada en balde la sangre
preciosísima de tu divino Hijo, ilumina a los ciegos que
la persiguen, fortalece a los débiles que no la defienden.
Brille ¡oh María! tu poder sobre la tierra; sea
glorificada y acatada la religión, observada la ley divina
y eclesiástica, para que todos te alaben y alcance la
humanidad los goces eternos. Tres Avemarías y Gloria.
Terminar con las oraciones finales para todos
los días.
__________
DÍA OCTAVO
Oh María, Madre de Dios
y Madre nuestra amantísima, de Ti se ha dicho: todo poder
se le ha dado en la tierra y en el cielo; te presentas al trono
del Altísimo, no como quien pide, sino como quien manda,
a Ti clamamos desde el abismo de nuestras miserias, aleja de
nosotros todo mal; bajo tu protección ponemos nuestros
bienes, nuestros corazones, almas, potencias, sentidos, vida
y todo lo que tenemos; sé nuestro amparo y nuestra defensa
durante toda la vida. Tres Avemarías y Gloria. Terminar
con las oraciones finales para todos los días.
__________
DÍA NOVENO
¡Oh, piadosísima
Madre!, Tú que en todo tiempo te mostraste verdaderamente
la Auxiliadora de los cristianos asístenos con tu poderosísimo
patrocinio en vida y especialmente en el terrible trance de la
muerte, y alcánzanos la perseverancia final. ¡Ah!
no nos dejes un solo instante hasta que felices cantemos tus
glorias y las misericordias de tu Hijo en el cielo, por los siglos
de los siglos. Tres Avemarías y Gloria. Terminar con
las oraciones finales para todos los días. |
ORACIONES
FINALES PARA TODOS LOS DÍAS
Invocación. ¡Oh María! Virgen poderosa,
grande e ilustre defensora de la Iglesia... Singular Auxilio
de los Cristianos, terrible como un ejército ordenado
en batalla... Tú sola has triunfado en todas las herejías
del mundo. ¡Oh Madre!, en nuestras angustias, en nuestras
luchas, en nuestros apuros, líbranos del enemigo, y en
la hora de nuestra muerte, llévanos al Paraíso.
Amén.
Súplica a María
Auxiliadora. Necesitando
un favor especial, y confiando en tu bondad, a Ti recurro, poderoso
Auxilio de los Cristianos. Conocedor de las innumerables gracias
que diariamente concedes a tus devotos, he puesto siempre en
Ti toda mi confianza; y hoy, humildemente postrado a tus plantas,
te suplico, con todo el fervor de mi alma, remedies mi necesidad...
(pídase aquí la gracia que se desea obtener).
Bien sé, Madre querida que yo no merezco nada; y aún
temo que mis culpas sean un obstáculo a tu bondad. Mas
Tú puedes, dulcísima Señora, sacarme de
este lastimoso estado y hacer que sirva con fidelidad a Ti y
a tu divino Hijo, a fin de que yo también pueda experimentar
la maravillosa eficacia de tu santo Auxilio. |