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ORACIONES
PARA TODOS LOS DÍAS
Puesto de rodillas delante
de María Santísima, hecha la Señal de la
Cruz, se dice el acto de contrición.
Acto de contrición.
Señor mío
Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador y Redentor mío,
por ser vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón haberos ofendido. Propongo enmendarme
y confesarme a su tiempo y ofrezco cuanto hiciere en satisfacción
de mis pecados, y confío en vuestra bondad y misericordia
infinita, que me perdonéis y me des gracia para nunca
más pecar. Así lo espero por intercesión
de mi Madre, nuestra Señora la Virgen de Guadalupe. Amén.
Hacer aquí la petición que se desea. Rezar cuatro
Salves en memoria de las cuatro apariciones y luego se reza la
oración correspondiente a cada día.
DÍAS
1 | 2 | 3
| 4 | 5 | 6
| 7 | 8 | 9
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DÍA PRIMERO
Comenzar con la oración
de todos los días.
¡Oh Santísima
Señora de Guadalupe! Esa corona con que ciñes tus
sagradas sienes publica que eres Reina del Universo. Lo eres,
Señora, pues como Hija, como Madre y como Esposa del altísimo
tienes absoluto poder y justísimo derecho sobre todas
las criaturas.
Siendo esto así, yo
también soy tuyo; también pertenezco a Ti por mil
títulos; pero no me contento con ser tuyo por tan alta
jurisdicción que tienes sobre todos; quiero ser tuyo por
otro título más, esto es, por elección de
mi voluntad.
Ved que, aquí postrado delante del trono de tu Majestad,
te elijo por mi Reina y mi Señora, y con este motivo quiero
doblar el señorío y dominio que tienes sobre mí;
quiero depender de Ti y quiero que los designios que tiene de
mí la Providencia divina, pasen por tus manos.
Dispón de mí
como te agrade; los sucesos y lances de mi vida quiero que todos
corran por tu cuenta. Confío de tu benignidad, que todos
se enderezarán al bien de mi alma y honra y gloria de
aquel Señor que tanto se complace en todo el mundo. Amén.
Terminar con un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
__________
DÍA SEGUNDO
Comenzar con la oración
de todos los días.
¡Oh Santísima
Virgen de Guadalupe! Que bien se conoce que eres Abogada nuestra
en el tribunal de Dios, pues esas hermosísimas manos que
jamás dejan de beneficiarnos las juntas ante el pecho
en ademán de quien suplica y ruega, dándonos con
esto a ver que desde el trono de gloria como Reina de Ángeles
y hombres haces también oficio de abogada, rogando y procurando
a favor nuestro.
¿Con qué afectos
de reconocimiento y gratitud podré pagar tanta fineza?,
siendo que no hay en todo mi corazón suficiente caudal
para pagarlo.
A Ti recurro para que me enriquezcas
con los dones preciosos de una caridad ardiente y fervorosa,
de una humildad profunda y de una obediencia pronta al Señor.
Esfuerza tus súplicas,
multiplica tus ruegos, y no ceses de pedir al Todopoderoso me
haga suyo y me conceda ir a darte las gracias por el feliz éxito
de tu intermediación en la gloria. Amén.
Terminar con un Padrenuestro,
un Avemaría y un Gloria.
__________
DÍA TERCERO
Comenzar con la oración
de todos los días.
¡Oh Santísima
Virgen María de Guadalupe! ¡Qué puedo creer
al verte cercada de los rayos del sol, sino que estás
íntimamente unida al Sol de la Divinidad, que no hay en
tu casa ninguna cosa que no sea luz, que no sea gracia y que
no sea santidad!
¡Qué puedo creer
sino que estás anegada en el piélago de las divinas
perfecciones y atributos, y que Dios te tiene siempre en su corazón!
Sea para bien, Señora, tan alta felicidad.
Yo, entre tanto, arrebatado
del gozo que ello me causa, me presento delante del trono de
tu soberanía, suplicándote te dignes enviar uno
de tus ardientes rayos hacia mi corazón: ilumina con su
luz mi entendimiento; enciende con su luz mi voluntad; haz que
acabe yo de persuadirme de que vivo engañado todo el tiempo
que no empleo en amarte a Ti y en amar a mi Dios: haz que acabe
de persuadirme de que me engaño miserablemente cuando
amo alguna cosa que no sea mi Dios y cuando no te amo a Tí
por Dios. Amén.
Terminar con un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
__________
DÍA CUARTO
Comenzar con la oración
de todos los días.
¡Oh Santísima
María de Guadalupe! Si un ángel del cielo tiene
por honra tan grande suya estar a tus pies y que en prueba de
su gozo abre los brazos y extiende las alas para formar con ellas
repisa a tu Majestad, ¿qué deberé yo hacer
para manifestar mi veneración a tu persona, no ya la cabeza,
ni los brazos, sino mi corazón y mi alma para que santificándola
con tus divinas plantas se haga trono digno de tu soberanía?
Dígnate, Señora,
de admitir este obsequio; no lo desprecies por indigno a tu soberanía,
pues el mérito que le falta por mi miseria y pobreza lo
recompenso con la buena voluntad y deseo.
Entra a registrar mi corazón
y verás que no lo mueven otras alas sino las del deseo
de ser tuyo y el temor de ofender a tu Hijo divinísimo.
Forma trono de mi corazón, y ya no se envilecerá
dándole entrada a la culpa y haciéndose esclavo
del demonio. Haz que no vivan en el sino Jesús y María.
Amén.
Terminar con un Padrenuestro,
un Avemaría y un Gloria.
__________
DÍA QUINTO
Comenzar con la oración
de todos los días.
¡Oh Santísima
Virgen María de Guadalupe! ¿Qué otro vestido
le correspondía a quien es un cielo por su hermosura,
sino uno todo lleno de estrellas? ¿Con qué podía
adornarse una belleza toda celestial, sino con los brillos de
unas virtudes tan lucidas y tan resplandecientes como las tuyas?
Bendita mil veces la mano de
aquel Dios que supo unir en tu hermosura tan peregrina con pureza
tan realzada, y gala tan brillante y rica con humildad tan apacible.
Yo quedo, Señora, absorto de hermosura tan amable, y quisiera
que mis ojos se fijaran siempre en Ti para que mi corazón
no se dejara arrastrar en otro afecto que no sea el amor tuyo.
No podré lograr este
deseo si esos resplandecientes astros con que estás adornada
no infunden una ardiente y fervorosa caridad, para que ame de
todo corazón y con todas mis fuerzas a mi Dios, y después
de mi Dios a Tí, como objeto digno de que lo amemos todos.
Amén.
Terminar con un Padrenuestro,
un Avemaría y un Gloria.
__________
DÍA SEXTO
Comenzar con la oración
de todos los días.
¡Oh Santísima
Virgen María de Guadalupe! ¡Que bien dice a tu soberanía
ese tapete que la luna forma a tus sagradas plantas! Hollaste
con invicta planta las vanidades del mundo, y quedando superior
a todo lo creado jamás padeciste el menguante de la más
ligera imperfección: antes de tu primer instante estuviste
llena de gracia.
Miserable de mí, Señora,
que no sabiéndome mantener en los propósitos que
hago, no tengo estabilidad en la virtud y solo soy constante
en mis viciosas costumbres.
Duélete de mí,
Madre amorosa y tierna; ya que soy como la luna en mi inconstancia,
sea como la luna que está a tus pies, esto es, firme siempre
en tu devoción y amor, para no padecer los menguantes
de la culpa. Haz que esté yo siempre a tus plantas por
el amor y la devoción, y ya no temeré los menguantes
del pecado sino que procuraré darme de lleno a mis obligaciones,
detestando de corazón todo lo que es ofensa de mi Dios.
Amén.
Terminar con un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
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DÍA SÉPTIMO
Comenzar con la oración
de todos los días.
¡Oh Santísima
Virgen María de Guadalupe! Nada, nada veo en este hermosísimo
retrato que no me lleve a conocer las altas perfecciones de que
dotó el Señor a tu alma inocentísima.
Ese lienzo grosero y despreciable;
ese pobre pero feliz ayate en que se ve estampada tu singular
belleza, dan claro a conocer la profundísima humildad
que le sirvió de cabeza y fundamento a tu asombrosa santidad.
No te desdeñaste de
tomar la pobre tilma de Juan Diego, para que en ella estampase
tu rostro, que es encanto de los ángeles, maravilla de
los hombres y admiración de todo el universo. Pues, ¿cómo
no he de esperar yo de tu benignidad , que la miseria y pobreza
de mi alma no sean embarazo para que estampes en ella tu imagen
graciosísima?
Yo te ofrezco las telas de
mi corazón. Tómalo, Señora, en tus manos
y no lo dejéis jamás, pues mi deseo es que no se
emplee en otra cosa que en amarte y amar a Dios. Amén.
Terminar con un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
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DÍA OCTAVO
Comenzar con la oración
de todos los días.
¡Oh Santísima
Virgen de Guadalupe! Qué misteriosa y que acertada estuvo
la mano del Artífice Supremo, bordando tu vestido con
esa orla de oro finísimo que le sirve de guarnición.
Aludió sin duda a aquél
finísimo oro de la caridad y amor de Dios con que fueron
enriquecidas tus acciones. ¿Y quién duda, Señora,
que esa tu encendida caridad y amor de Dios estuvo siempre acompañada
del amor al prójimo y que no, por verte triunfante en
la patria celestial, te has olvidado de nosotros?
Abre el seno de tus piedades a quien es tan miserable; dale la
mano a quien caído te invoca para levantarse; tráete
la gloria de haber encontrado en mí una miseria proporcionada,
más que todas, a tu compasión y misericordia. Amén.
Terminar con un Padrenuestro,
un Avemaría y un Gloria.
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DÍA NOVENO
Comenzar con la oración
de todos los días.
¡Oh Santísima
Virgen de Guadalupe! ¿Que cosa habrá imposible
para Ti, cuando multiplicando los prodigios, ni la tosquedad
ni la grosería del ayate le sirven de embarazo para formar
tan primoroso tu retrato, ni la voracidad del tiempo en mas de
cuatro siglos ha sido capaz de destrozarle ni borrarle?
¡Que motivo tan fuerte
es este para alentar mi confianza y suplicarte que abriendo el
seno de tus piedades, acordándote del amplio poder que
te dió la Divina Omnipotencia del Señor, para favorecer
a los mortales, te dignes estampar en mi alma la imagen del Altísimo
que han borrado mis culpas!
No embarco a tu piedad la grosería
de mis perversas costumbres, dígnate solo mirarme, y ya
con esto alentaré mis esperanzas; porque yo no puedo creer
que si me miras no se conmuevan tus entrañas sobre el
miserable de mí. Mi única esperanza, después
de Jesús, eres tú, Sagrada Virgen María.
Amén.
Terminar con un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
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