ACTO DE CONTRICIÓN
Dulcísimo Jesús
mío, en quien creo, en quien espero y a quien amo sobre
todas las cosas: por ser Vos suma bondad me pesa de haberos ofendido
y propongo, con vuestra gracia, no volver a pecar. Amén.
Meditar a continuación
la reflexión del día que corresponda:
DÍAS
1 | 2 | 3
| 4 | 5 | 6
| 7 | 8 | 9
ORACIÓN FINAL
PARA TODOS LOS DÍAS
Dios, que al bienaventurado
San Pascual, Confesor tuyo, honraste con el ardiente amor a los
sagrados Misterios de tu Cuerpo y Sangre: concédenos propicio
que así como percibió la espiritual dulzura y suavidad
de este divino convite, merezcamos también el percibirlos
nosotros. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. |
DÍA PRIMERO
Comenzar con el acto
de contrición.
REFLEXIÓN. San Pascual
fue sublimado a la excelsitud de la Santidad, porque fue humildísimo
lego franciscano. Imítalo: mientras no seas humildísimo,
no te tengas por virtuoso.
ORACIÓN. Humildísimo
San Pascual: por amor de Jesús, manso y humilde corazón,
os ruego me otorguéis la virtud de la humildad y con ella
la gracia que os pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros,
Avemarías y Glorias. Terminar con la oración
final para todos los días.
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DÍA SEGUNDO
Comenzar con el acto
de contrición.
REFLEXIÓN. San Pascual
fue ángel de inocencia, tesoro de angélicas virtudes
y, sin embargo, mortificaba durísimamente su cuerpo con
asperísimas penitencias. ¿Quieres tú ir
al cielo por la senda cómoda del regalo de tus apetitos?
ORACIÓN. ¡Santo
mío! Alcanzadme del Señor el espíritu de
penitencia, para que llore mis culpas pasadas y para que no me
deje arrastrar jamás de mis desordenadas pasiones. Y con
esta gracia otorgadme la que os pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros,
Avemarías y Glorias. Terminar con la oración
final para todos los días.
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DÍA TERCERO
Comenzar con el acto
de contrición.
REFLEXIÓN. San Pascual
se hizo sordo a los halagos y sonrisas del mundo despreciando
sus risueñas promesas y vistiendo pobrísimo sayal.
No camines tú en busca de la vanidad terrena, que el mundo
es un mentiroso avaro de sus dones. Imita a San Pascual y aspira
a los dones del cielo.
ORACIÓN. Amadísimo
San Pascual: poned, os lo suplico, aversión en mi alma
a los placeres y vanidades locas del mundo, y un grandísimo
amor a las dichas estables y purísimas de la gloria, y
dadme la gracia que os pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros,
Avemarías y Glorias. Terminar con la oración
final para todos los días.
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DÍA CUARTO
Comenzar con el acto
de contrición.
REFLEXIÓN. San Pascual
fue modelo insigne de pureza e inocencia de costumbres. Niño,
pastorcito, religioso, siempre brilló en él la
gracia del candor bautismal y el odio a la más pequeña
imperfección. Ama tú la pureza de vida, que es
lo felicidad verdadera.
ORACIÓN. Angel de pureza,
amado San Pascual: concédeme que imite vuestra angelical
vida, aborreciendo mis pecados, venciendo mis tentaciones y viviendo
puro en la presencia del Señor; y alcánzame asimismo
la gracia que os pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros,
Avemarías y Glorias. Terminar con la oración
final para todos los días.
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DÍA QUINTO
Comenzar con el acto
de contrición.
REFLEXIÓN. San Pascual
vivió en la tierra siempre unido a su Dios, por medio
de la oración. Su pensamiento, sus anhelos, sus suspiros
al cielo subían y en el ciclo estaban. La oración
fue para él tesoro de consuelo y mina de santidad. ¿Cómo
vives, pegado siempre a la tierra sin pensar nunca en tu Dios,
que tanto piensa en ti?...
ORACIÓN. Os suplico,
gloriosísimo San Pascual, me obtengáis del Señor
el espíritu de oración para que, despegándome
de la tierra, suspire por la dicha que me espera a vuestro lado
en la gloria. Concédeme también la gracia que os
pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros,
Avemarías y Glorias. Terminar con la oración
final para todos los días.
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DÍA SEXTO
Comenzar con el acto
de contrición.
REFLEXIÓN. San Pascual
amó ardientemente a Dios, como a su Creador, a su Redentor,
y a su Padre amantísimo; y amó tiernísimamente
a las criaturas, como a hijas de Dios y como a hermanas suyas
predilectas. Por esto fue amado singularmente de Dios y de los
hombres. ¿Posees tú la virtud excelsa de la caridad?
El cristiano sin caridad es árbol estéril.
ORACIÓN. Por caridad,
amadísimo Santo mío, os ruego que me deis una chispa
de la que inflamaba vuestra alma, para calentar mi aterido corazón,
y con ella la gracia que os pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros,
Avemarías y Glorias. Terminar con la oración
final para todos los días.
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DÍA SÉPTIMO
Comenzar con el acto
de contrición.
REFLEXIÓN. San Pascual
fue serafín extático de la Sagrada Eucaristía.
Día y noche velaba ante el Sagrario; la Hostia sacratísima
era el blanco de sus anhelos y el centro de sus amores. ¿Cómo
agradeces tú la bondad infinita de Jesús, prisionero
de amor en la tierra? Visítalo en el Sagrario y recíbelo
con frecuencia.
ORACIÓN. Serafín
del Sagrario, glorioso San Pascual: haced que me enamore, como
Vos, de la Sagrada Eucaristía, y que, como Vos, sienta
hambre santísima de recibir a mi Dios sacramentado. Otórgame
juntamente la gracia que os pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros,
Avemarías y Glorias. Terminar con la oración
final para todos los días.
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DÍA OCTAVO
Comenzar con el acto
de contrición.
REFLEXIÓN. San Pascual
fue hijo amantísimo de la Madre Dios y todos los días
la obsequiaba con afectuosas muestras de devoción. Ama
tú a María, que amarla es recibir sus caricias
maternales, es salvarse.
ORACIÓN. Protector mío
San Pascual: infundid en mi pecho ternura filial a la Reina del
cielo, para que me cuente entre sus hijos predilectos, en la
tierra y en la gloria. Concédeme también la gracia
que os pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros,
Avemarías y Glorias. Terminar con la oración
final para todos los días.
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DÍA NOVENO
Comenzar con el acto
de contrición.
REFLEXIÓN. La muerte
es el eco de la vida. La vida de San Pascual fue santísima,
y su muerte fue santísima: un deliquio, un arrobo, un
sueño dulcísimo en el Señor. ¿Quieres
tú obtener buena muerte? Imita a San Pascual: vive santamente.
ORACIÓN. Por vuestra
dichosísima muerte, ¡oh bendito San Pascual! os
ruego encarecidamente me consigáis del Señor la
gracia de no morir en pecado mortal; la dicha de morir santamente
y la felicidad de la gloria, juntamente con la gracia que solicité
en este Novenario. Amén.
Rezar tres Padrenuestros,
Avemarías y Glorias. Terminar con la oración
final para todos los días. |