ORACIÓN
I
¡Oh
Santa María Goretti quien fortalecida por la gracia de
Dios, no dudó ni siquiera a los doce años en derramar
su sangre y sacrificar la vida misma para defender su pureza
virginal, mira con benevolencia a la infeliz raza humana que
se ha desviado lejos de la senda de la salvación eterna.
Enséñanos a todos, y especialmente a los jóvenes,
con qué valor y prontitud debemos huir por amor a Jesús
de todo aquello que pueda ofenderle o manchar nuestras almas
con el pecado. Obtén para nosotros de nuestro Señor
la victoria en la tentación, el consuelo en los dolores
de la vida, y la gracia que te rogamos fervientemente (aquí
mencione su intención), para que podamos algún
día gozar contigo de la gloria imperecedera del Cielo.
Amén.
__________
ORACIÓN
II
Hija de Dios, tú que
desde muy joven conociste la dureza y el trabajo de la vida,
sus penas y sus breves alegrías; tú que eras pobre,
huérfana, que amabas incansablemente a tu prójimo,
y que te convertías en una sierva humilde y atenta; Tú
que fuiste amable y buena, sin orgullo, que amaste el Amor sobre
todas las cosas; Tú que derramaste tu sangre para no traicionar
al Señor; Tú que perdonaste a tu asesino deseándolo
en el Paraíso; Intercede y ruega por nosotros al Padre,
para que podamos conformarnos a su santísima voluntad
para con nosotros. Tú que eres la amiga de Dios y lo ves
cara a cara, obtén la gracia que buscamos de ti....
Te damos gracias María, por el amor a Dios y al prójimo
que has sembrado en nuestros corazones. Amén.
__________
ORACIÓN
III
Señor Dios, que eres
fuerza de las almas inocentes y te complaces en los corazones
limpios, tú que otorgaste a santa María Goretti
la palma del martirio en la edad juvenil, concédenos,
por su intercesión, la constancia en tus mandamientos,
el perdonar a los que nos ofenden... y darnos a nosotros tambien,
así como a esta virgen le diste la victoria en el combate,
la posibilidad de que podamos librar el nuestro, tomados de la
mano de Maria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo y
Señor Nuestro que vives y reina en unidad con el Espiritu
Santo por los siglos de los siglos. Amén. |