San
Francisco Javier
A LAS CINCO
LLAGAS [1]
Señor mío Jesucristo,
en cuya mano están todas las cosas, y no hay nadie que
pueda resistir vuestra voluntad, que os habéis dignado
nacer, morir y resucitar: por el misterio de vuestro Santísimo
Cuerpo, y por las cinco llagas, y el derramamiento de vuestra
preciosísima sangre, compadeceos de nosotros, como vos
sabéis lo necesitamos en nuestras almas y en nuestros
cuerpos; libradnos de las tentaciones del demonio y de todo lo
que veis que nos aflige; y conservadnos y fortalecednos hasta
el fin, en vuestro servicio, y dadnos una verdadera enmienda,
y espacio de verdadera penitencia, y el perdón de todos
los pecados después de la muerte; y haced que amemos a
nuestros hermanos, hermanas, amigos y enemigos; y que con todos
los Santos gocemos eternamente en vuestro reino, que con Dios
Padre y el Espíritu Santo vivís y reináis,
Dios por los siglos de los siglos. Amén.
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AFECTOS DE AMOR
Para serviros, Dios mío,
no me mueve el terror de vuestra mano arrojando rayos, ni el
horror del fuego del infierno ardiendo eternamente: Tú
me mueves, Dios mío, por ti mismo: Tú, Jesucristo,
atravesado, me atraes, la Cruz me obliga, y me enciende, oh Jesús;
la sangre que brota de tus llagas. Si no existiese el fuego del
infierno y se quitase la esperanza de la gloria, yo, sin embargo,
oh Criador mío, prendado de vuestras bondades, admirando
vuestra sublime divinidad, santa y próbida, proseguiré
en el amor ya comenzado. A ti, Jesús, Hijo de Dios, a
ti, Hijo de la Virgen, manso, fuerte, inocente, que te dignaste
morir por nosotros, que todo lo mereces, te amaré sin
recompensa.
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ACTO DE AMOR
¡Oh Dios mío!
Yo os amo; y no os amo porque me salvéis, o porque castiguéis
con fuego eterno a los que no os aman. Vos, vos, Jesús
mío, habéis abrasado todo mi ser en la Cruz; sufristeis
los clavos, la lanza, las ignominias, innumerables dolores, sudores,
angustias, y la muerte: y esto, por mí y por mí
pecador. ¿Por qué, pues, no te he de amar, oh Jesús
amantísimo? No porque me lleves al cielo, o porque me
condenes al infierno, ni por esperanza de algún premio;
sino así como vos me amasteis, así os amo y os
amaré: sólo porque sois mi Rey y sólo porque
sois mi Dios. Amén.
1. La
composición de las oraciones de esta página se
atribuyen al propio San Francisco Javier. [Volver]
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