Señor mío Jesucristo,
que quisisteis tomar forma de siervo y nacer de una Virgen Purísima,
muriendo en una cruz para librarme del pecado y del infierno,
acordaos de vuestra infinita caridad, ten piedad de mi, pobre
pecador, que, oprimido con el peso de mis culpas y confesando
su malicia, me arrepiento de ellas, y me pesa de lo íntimo
de mi corazón de haberlas cometido, por ser ofensas a
vuestra bondad inmensa, a quien amo sobre todas las cosas. |
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Propongo firmemente, con el
auxilio de vuestra gracia, nunca más pecar. Haced, Señor,
por los méritos e intercesión de vuestro fiel siervo
San Juan de la Cruz, que no me rinda a las asechanzas del común
enemigo, antes bien me mantenga constante en el propósito
que hago de no ofenderos más, y así consiga, con
vuestra gracia, perseverar en vuestro amor hasta el último
instante de mi vida, para continuar amándoos, bendiciéndoos
y alabándoos por toda la eternidad en el Cielo. Amén. |
Meditar la reflexión
del día correspondiente:
DÍAS
1 | 2 | 3
| 4 | 5 | 6
| 7 | 8 | 9
DÍA PRIMERO
Acto de contrición
y oración preparatoria.
Oración. Glorioso San Juan de la Cruz, que
desde vuestra infancia fuisteis tierno amante de María
Santísima y de la cruz de su Santísimo Hijo, mereciendo
por este amor ser protector singular de las almas afligidas y
desconsoladas: os suplico, Padre mío, interpongáis
vuestros ruegos para con Madre e Hijo a fin de que me concedan
viva fe, firme esperanza, ferviente caridad y tiernísimo
amor a la cruz de mi Señor, en cuyo ejercicio viva y muera
amparado siempre de su gracia, y también consiga, si me
conviene, lo que pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres
Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares
favores que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron,
y después se hará la petición, concluyendo
con la oración final.
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DÍA SEGUNDO
Acto de contrición y oración preparatoria.
Oración. Glorioso y excelso Padre mío
San Juan de la Cruz, que, siendo aún de pocos años,
crucificasteis vuestro cuerpo con muchos rigores y penitencias,
para asemejaros en lo posible al que por nuestro amor padeció
en la cruz: os suplico, Padre mío amantísimo, que
intercedáis con nuestro Señor Jesucristo para que
me infunda espíritu de penitencia, a fin de que sufra
por su amor los trabajos y dolores que me enviare; y de esta
manera, satisfaciendo las innumerables ofensas que le tengo hechas,
y purificada mi alma con tan saludable ejercicio, merezca llegar
a gozarle por siempre en vuestra compañía en la
gloria, y también alcance lo que pido en esta Novena,
si me conviene. Amén.
Concluir como el primer
día.
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DÍA TERCERO
Acto de contrición
y oración preparatoria.
Oración. Amantísimo Padre mío
San Juan de la Cruz, que por vuestra continua oración
merecisteis renombre de doctor extático y luz especialísima
para gobernar las almas y hacerlas adelantar en el camino de
la virtud: os suplico humildemente que, como Padre y Director
iluminado, alumbréis la mía con las luces de vuestra
celestial doctrina, y la inclinéis al ejercicio santo
de la oración, con el cual, desprendida de todo lo terreno,
llegue a amar solo a Dios y a las cosas del cielo, y así
pueda alcanzar de Su Divina Majestad perseverancia en el bien
obrar, y también, si me conviene, la gracia que pido en
esta Novena. Amén.
Concluir como el primer
día.
__________
DÍA CUARTO
Acto de contrición
y oración preparatoria.
Oración. ¡Oh Padre mío amantísimo
San Juan de la Cruz! Espejo de paciencia y fortaleza, que para
gloria de Dios y bien de vuestra Reforma sufriste innumerables
trabajos y penalidades, gloriándoos, como otro Pablo,
en los oprobios y contradicciones: os suplico, Santo mío,
me alcancéis de nuestro buen Dios que sufra yo con paciencia
e igualdad de ánimo todo lo que me sucediere adverso,
a fin de que, padeciendo mis penas y amando a los que me las
causan, por la gloria de mi Señor se purifique mi alma
de la escoria de sus culpas y adelante en las virtudes, con cuyo
ejercicio merezca alcanzar el premio prometido a los que padecen
con fortaleza por Dios y su gloria, y también consiga,
si me conviene, la gracia que pido en esta Novena. Amén.
Concluir como el primer
día.
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DÍA QUINTO
Acto de contrición
y oración preparatoria.
Oración. Glorioso Padre mío San Juan
de la Cruz, que por el gran poder que os concedió el Señor
sobre los demonios, y por los muchos que expelisteis de las almas
y cuerpos, os llamaban el «Milagrero»: os suplico
humildemente que ejercitéis conmigo esa misma insigne
caridad y compasión, alcanzándome de Su Divina
Majestad me conceda victoria cumplida de todas las asechanzas
y sugestiones con que me tiente el infernal enemigo, no sólo
durante la vida, sino también en la hora de mi muerte;
para que, viviendo y muriendo con esta celestial gracia, logre
el premio que Dios tiene preparado para los justos en su santísimo
Reino, y también alcance el favor que suplico en esta
Novena, si me conviene. Amén.
Concluir como el primer
día.
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DÍA SEXTO
Acto de contrición
y oración preparatoria.
Oración. Glorioso Padre mío San Juan
de la Cruz, que por vuestra pura y casta vida merecisteis que
Dios y su Madre Santísima os concediesen la gracia de
reprimir los movimientos y deseos impuros de los que os miraban,
y por este medio y vuestro grande espíritu hicieseis en
muchas almas singulares conversiones: os suplico, Padre mío,
que os compadezcáis de mi flaqueza en esta materia, y
me alcancéis de Dios, por medio de su Santísima
Madre, la virtud de una castidad perfecta, para que, viviendo
limpio de alma y cuerpo, pueda algún día gozar
de la gloria eterna y consiga ahora lo que pido en esta Novena,
si me conviene. Amén.
Concluir como el primer
día.
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DÍA SÉPTIMO
Acto de contrición
y oración preparatoria.
Oración. Bendito y glorioso Padre mío
San Juan de la Cruz, que por vuestra insigne humildad merecisteis
ser llamado el «Mínimo Grande», y por vuestra
excelsa sabiduría el «Doctor Místico y Querúbico»,
os suplico, Padre amoroso, me alcancéis de Dios que sea
yo humilde de corazón, para que, conociendo mi bajeza
y defectos, me aparte de las vanidades y honras mundanas y sufra
resignado los desprecios que me hicieren; y así, caminando
con la luz de vuestra doctrina por la senda de la nada, llegue
a poseerlo todo en Dios, mediante su divina gracia, y también
la que os suplico en esta Novena, si me conviene. Amén.
Concluir como el primer
día.
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DÍA OCTAVO
Acto de contrición
y oración preparatoria.
Oración. ¡Oh glorioso Padre mío
San Juan de la Cruz! Con razón os llaman padre de los
pobres, remedio de enfermos y consolador de afligidos; pues ya
cuando vivíais, y ahora por vuestras reliquias e imágenes,
obráis en todos mil maravillas. Os suplico, Padre mío
amoroso, que, condoliéndoos de mis males y dolencias,
uséis conmigo de vuestras acostumbradas misericordias
y me alcancéis de Dios el remedio y consuelo que necesito,
para que, alabando a Su Divina Majestad por este y los demás
beneficios que me ha hecho por vuestra intercesión, juntamente
le dé gracias por el particular que pido, y espero me
conceda en esta Novena, si me conviene. Amén.
Concluir como el primer
día.
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DÍA NOVENO
Acto de contrición
y oración preparatoria.
Oración. Amable y excelso Padre mío
San Juan de la Cruz, que, por imitar a nuestro Divino Redentor,
renunciasteis hasta en la muerte los alivios y consuelos, aun
celestiales, y abrazasteis gustoso los trabajos y desprecios,
por grandes que fuesen, como se vio cuando el Señor os
dijo: «Juan, ¿qué premio quieres por tus
trabajos?». Y Vos, con generoso y soberano valor, le respondisteis:
« Señor, padecer y ser menospreciado por Vos».
Lo que fue tan del agrado de su Divina Majestad, que os concedió
el morir despreciado de las criaturas, y penando en la cruz con
cinco llagas, pero honrado y animado con la presencia del mismo
Creador. Os suplico, Padre amantísimo, me alcancéis
del Señor que os imite durante mi vida, y en la muerte
me aprovechen los méritos de su Sagrada Pasión,
y por ella me perdone todos mis pecados, y me conceda la perseverancia
final en su gracia, mediante la cual pueda gozarle en vuestra
compañía por toda la eternidad en la gloria, y
también el favor que pido en esta Novena, si me conviene.
Amén.
Concluir como el primer
día.
Oración
final para todos los días.
Omnipotente Dios y Señor, que al bendito San Juan le concedisteis
ser amante fervoroso de los trabajos, desprecios y cruz de vuestro
Santísimo Hijo, y una abnegación perfecta de sus
pasiones y apetitos; concédenos, Señor, por sus
méritos y ruegos, que, imitando ahora sus virtudes, merezcamos
en el Cielo ser compañeros de su gloria por los siglos
de los siglos. Amén. |
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