DÍA PRIMERO
Bienaventurado Martín,
siempre compasivo, padre de los pobres y necesitados; míranos
con piedad y ruega por nosotros que te invocamos con fe absoluta
en tu bondad y en tu poder. No nos olvides ante Dios, a quien
siempre serviste y adoraste. Amén.
Pídase la gracia
que se desea alcanzar.
Padrenuestro, Avemaría,
Gloria y oración final. |
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INVOCACIÓN
En el nombre de la Santísma
Trinidad,
En el nombre de Jesucristo, el Hijo de Dios,
En el nombre de María, Reina del Cielo,
En el nombre de José, Patrón de la Iglesia universal,
San Martín, cura (ayuda) a mi (a él, a ella)
Para el honor y gloria de Dios
Y la salvación de las almas.
(Nota: esta invocación
se dice, aplicando al enfermo o tocando con la mano, la reliquia,
estampa o medalla de San Martín.) |
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DÍA SEGUNDO
¡Oh glorioso Fray Martín,
bendecimos al Señor por el gran poder que se dignó
otorgarte, concediéndote dominio sobre la vida y la muerte!
Animados por la generosidad con que derramas los dones de Dios,
recurrimos a ti con la mayor confianza. Todo lo esperamos de
tu intercesión, y por los méritos de Jesucristo
Nuestro Señor. Amén.
ídase la gracia que
se desea alcanzar.
Padrenuestro, Avemaría,
Gloria y oración final. |
DÍA TERCERO
¡Oh San Martín!
Si en la tierra vivías sólo para Dios y tus semejantes,
hoy que te hallas ya junto al trono de la misericordia, puedes
disponer mejor de sus tesoros. Si aquí conocías
dónde estaba la necesidad para remediarla, mejor la ves
desde el cielo donde moras. No defraudes las esperanzas de los
que deseamos verte ensalzado en la tierra y alcánzanos
lo que te pedimos. Amén.
ídase la gracia que
se desea alcanzar.
Padrenuestro, Avemaría,
Gloria y oración final. |
ORACIÓN
FINAL
En esta necesidad y pena que
me agobia y conturba sin hallar consuelo humano, acudo a ti,
oh abogado y protector mío, San Martín; confío
en tu poderoso valimiento para que, intercediendo por mi ante
el Dios de bondad y misericordia, me sean perdonadas mis culpas
y me vea libre de los males y desgracias que me afligen; dame,
al menos, tu espíritu de sacrificio para que aceptándolas
por amor de Dios las santifique.
¡Oh Padre Celestial,
por los dulces nombres de Jesús y de María y por
los méritos de tu fiel siervo Martín, ayúdame
en esta angustia y no permitas que quede confundida mi esperanza!.
Amén. |