Principal > Lecturas > Textos
|
Versión
PDF para imprimir folleto tríptico
Y el Verbo se hizo carne,y
habitó entre nosotros
ADVIENTO, TIEMPO DE ESPERANZA
Las cuatro semanas del Adviento son un tiempo propicio para renovar nuestra esperanza en Jesucristo, nuestro Salvador, que vino en la humildad de nuestra carne, que está presente y viene a nosotros de múltiples maneras, y vendrá de nuevo con gran poder como "Señor de la historia y Juez universal". La esperanza es una cualidad propia del ser humano. Durante nuestra peregrinación por este mundo, vivimos llenos de esperanzas, pero los bienes materiales que podemos conseguir son siempre perecederos, y no pueden satisfacer el ansia de inmortalidad y felicidad que habitan en nuestro corazón. El amor de Dios, manifestado en su plan de salvación, ha dilatado el horizonte de la esperanza humana, y la comunión de vida con el Dios "vivo y verdadero" (1Tes 1,9) se ha convertido en la meta final de aquellos que creen en Él y lo buscan de todo corazón. Esperar en Dios es tener fe en Aquel que merece todo crédito, porque Él es "el que es" (cf. Ex 3,14). El único Señor, el Dios clemente y misericordioso (cf. Dt 7,9). Él es fiel, y todas las promesas que hizo a nuestros padres las ha cumplido con el envío de su único Hijo para que el mundo se salve por Él (cf. Jn 3, 16-17). Al creer en Jesucristo, el
cristiano espera en todo aquello que sirve a su fin último,
por eso la esperanza cristiana es "la mejor esperanza".
Ella da sentido a la vida del creyente y le hace esperar la gloria
eterna del cielo junto a Dios. ¿CUÁNDO NACIÓ
JESÚS? En aquella época se celebraba en Roma, del 22 al 25 de diciembre, la fiesta pagana del solsticio de invierno. El 25 era el "dies natalis solis invicti" (día del nacimiento del sol invicto). En él se recordaba la victoria de la luz sobre la noche más larga del año. Esta festividad era muy popular y en ella abundaban las comilonas, las borracheras y toda clase de inmoralidades. La Iglesia procuró apartar a sus fieles de estas celebraciones paganas y eligió el 25 de diciembre para celebrar el "nacimiento de Jesús" en lugar del "nacimiento del sol", pues Jesús es el verdadero "sol de justicia" del que habla el profeta Malaquías (cf. Mal 4,2), y también la "luz del mundo" que vence las tinieblas (cf. Jn 1,4ss). Más tarde, en el siglo VI, el monje Dionisio el Exiguo, de acuerdo con el Papa Juan I, pensó sustituir el calendario romano, también conocido como juliano, (que contaba los años tomando como referencia la fundación de Roma) por un calendario cristiano que tomara como origen el nacimiento de Jesucristo. La idea fue bien acogida y Dionisio en sus estudios llegó a la conclusión de que Jesús nació el año 753 de la fundación de Roma. Pero no tuvo en cuenta algunos datos y cometió varios errores, pues el nacimiento de Jesús tuvo lugar unos 4 ó 5 años antes de lo que él calculó. Desde Dionisio, el nacimiento de Jesús se tomó como referencia en el mundo cristiano para contar los años. En 1582 el papa Gregorio XIII
hizo un reajuste para corregir un desfase del calendario juliano
y suprimió 10 días. El nuevo calendario comenzó
a llamarse gregoriano. Actualmente es el más usado en
el mundo. ORIGEN DEL BELÉN
La noche de Navidad, en una gruta cercana al pueblo de Greccio, el santo hizo preparar un pesebre con heno, y mandó traer un buey y una mula. Después, un sacerdote celebró la santa Misa. El Pobrecillo de Asís ayudó como diácono y, lleno de fe y amor, predicó sobre el nacimiento del Redentor. La gente de los alrededores
participó en la fiesta con mucha alegría, y aquella
noche bendita se llenó de alabanzas y cánticos
en honor del Niño-Dios. La representación del primer
belén viviente fue un éxito. Después la
idea se difundió por todo el mundo.
LA CORONA DE ADVIENTO En el siglo XVI se comenzó a usar en Alemania con un sentido cristiano. La corona con su forma circular simboliza la unidad y eternidad de Dios, sin principio ni fin; las ramas verdes significan la esperanza y la vida; la cinta enrollada el amor de Dios que nos envuelve; las cuatro velas representan las cuatro semanas del Adviento y se van encendiendo una cada domingo para recordar las grandes etapas de la historia de la salvación hasta llegar a Jesucristo, luz del mundo que vence las tinieblas del pecado y de la muerte. La corona de Adviento nos prepara
a la solemnidad de la Navidad y es símbolo de esperanza,
porque el Hijo de Dios se ha hecho hombre por nosotros y por
nuestra salvación.
EL ÁRBOL DE NAVIDAD
Según una leyenda, entre los años 680 y 754, san Bonifacio, evangelizador de Alemania, tomó un hacha y, ante la mirada atónita de los nativos, cortó un roble que estaba consagrado a Thor, ("dios del trueno" en la mitología nórdica) y, después de leer un pasaje del Evangelio, en su lugar plantó un abeto y lo adornó con manzanas (para recordar el pecado original y las tentaciones) y velas (para representar la luz de Jesucristo). Con el avance de la evangelización, la idea de utilizar el abeto para celebrar el nacimiento de Cristo se consolidó y las manzanas y velas se transformaron en otros objetos decorativos. El primer árbol de Navidad,
tal y como lo conocemos, apareció en Alemania en 1605,
y después pasó a otros países de Europa
y del mundo. Normalmente es un abeto, y en su decoración
se suelen emplear: una estrella, para recordar la que guió
a los Magos hasta Belén, esferas para simbolizar los dones
de Dios, lazos para tener presente nuestra unión con las
personas queridas, y luces para representar la luz de Cristo.
DECÁLOGO NAVIDEÑO
|
[Indice] |
[Subir] |
|