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"El cristiano, antes y
después de comer, tanto si lo hace solo como si comparte
los alimentos con otros hermanos, da gracias a Dios providente
por los manjares que cada día recibe de su bondad. No
deja de recordar, además, que el Señor Jesús
unió el sacramento de la Eucaristía al rito de
un banquete y que, una vez resucitado de entre los muertos, se
manifestó a los discípulos al partir el pan.
El cristiano, cuando se sienta
a la mesa, reconociendo en los manjares que le dan una señal
de la bendición de Dios, no debe echar en olvido a los
pobres que posiblemente carecen del sustento del que él,
quizás, disfruta en abundancia. Por eso debe, con su sobriedad,
subvenir en la medida que le sea posible a la necesidad de aquellos".
Bendicional
883-884 |
Antes de la comida
Señor Dios, te damos
gracias porque nos haces partícipes de tus maravillas;
te alabamos por los dones de tu amor y te bendecimos por la amistad
que nos concedes vivir en torno a esta mesa. Que esta comida
en sencillez de corazón y en alegría sea profecía
del banquete del reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén. |
Despúes
de la comida
Nos hemos saciado, Señor,
con los bienes que nos has dado; cólmanos también
de tu misericordia. Tú que vives y reinas por los siglos
de los siglos.
R. Amén. |
Antes de la cena
Señor Dios, que nuestra
mesa sea lugar de intercambio fraterno, de afecto humano, de
consuelo recíproco y de agradecimiento por todos tus dones.
Tú estás presente entre nosotros porque eres el
Amor, bendito por los siglos de los siglos.
R. Amén. |
Despúes
de la cena
El Señor es bendito
en sus dones, bondadoso en todas sus acciones. El, que vive y
reina por los siglos de los siglos.
R. Amén. |