A la celebración ha de seguir
la acción de gracias [...]. ¡Cuántos libros
de piedad exhortan e inculcan la acción de gracias después
de la Misa; pero, ¿cuántos son los sacerdotes que
la dan? [...] La acción de gracias después de la
Misa no habría de terminar sino con el día [...].
El tiempo que sigue a la Misa es tiempo de negociar con Dios
y de hacerse con tesoros celestiales de gracias.
San Alfonso
Mª de Ligorio,
Misa y oficio atropellados, 1. c., pp. 422-423
No saldréis de la iglesia
al momento de terminar la santa Misa, sino que os aguardaréis
algunos instantes para pedir al Señor fortaleza en cumplir
vuestros propósitos.
Santo Cura de
Ars
Sermón sobre
la Comunión |
Comunión
de los Apóstoles de Fra Angélico. 1451-1453.
Museo de San Marcos, Venecia.
ORACIONES
BREVES
PARA DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
ACTO DE FE
¡Señor mío Jesucristo!, creo que verdaderamente
estás dentro de mí con tu Cuerpo, Sangre, Alma
y Divinidad, y lo creo más firmemente que si lo viese
con mis propios ojos.
ACTO DE ADORACIÓN
¡Oh Jesús mío!, te adoro presente dentro
de mí, y me uno a María Santísima, a los
Angeles y a los Santos para adorarte como mereces.
ACTO DE ACCIÓN
DE GRACIAS
Te doy gracias, Jesús mío, de todo corazón,
porque has venido a mi alma. Virgen Santísima, Angel de
mi guarda, Angeles y Santos del Cielo, dad por mi gracias a Dios.
__________
ALMA
DE CRISTO [1]
Alma de Cristo,
santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre
de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame. ¡Oh, buen Jesús!,
óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas
que me aparte de Ti. Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir
a Ti. Para que con tus santos te alabe. Por los siglos de los
siglos. Amén
__________
A
JESÚS CRUCIFICADO [2]
Mírame, ¡oh
mi amado y buen Jesús!, postrado en tu presencia: te ruego,
con el mayor fervor, imprimas en mi corazón vivos sentimientos
de fe, esperanza y caridad, verdadero dolor de mis pecados y
firmísimo propósito de jamás ofenderte;
mientras que yo, con el mayor afecto y compasión de que
soy capaz, voy considerando y contemplando tus cinco llagas,
teniendo presente lo que de Ti, oh buen Jesús, dijo el
profeta David: "Han taladrado mis manos y mis pies y
se pueden contar todos mis huesos." (Salmo 21, 17-18)
__________
A
JESUCRISTO
Dulcísimo
Señor Jesucristo, te ruego que tu Pasión sea virtud
que me fortalezca, proteja y defienda; que tus llagas sean comida
y bebida que me alimente, calme mi sed y me conforte; que la
aspersión de tu sangre lave todos mis delitos; que tu
muerte me dé la vida eterna y tu cruz sea mi gloria sempiterna.
Que en esto encuentre el alimento, la alegría, la salud
y la dulzura de mi corazón. Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos. Amén.
__________
A
LA SANTÍSIMA VIRGEN
Oh María,
Virgen y Madre Santísima, he recibido a tu Hijo amadísimo,
que concebiste en tus inmaculadas entrañas, criándolo
y alimentándolo con tu pecho, y lo abrazaste amorosamente
en tus brazos. Al mismo que te alegraba contemplar y te llenaba
de gozo, con amor y humildad te lo presento y te lo ofrezco,
para que lo abraces, lo ames con tu corazón y lo ofrezcas
a la Santísima Trinidad en culto supremo de adoración,
por tu honor y por tu gloria, y por mis necesidades y por las
de todo el mundo. Te ruego, piadosísima Madre, que me
alcances el perdón de mis pecados y gracia abundante para
servirte, desde ahora, con mayor fidelidad; y por último,
la gracia de la perseverancia final, para que pueda alabarle
contigo por los siglos de los siglos. Amén.
__________
A
SAN JOSÉ
Custodio y
padre de vírgenes, San José, a cuya fiel custodia
fueron encomendadas la misma inocencia, Cristo Jesús,
y la Virgen de las vírgenes, María. Por estas dos
querídísimas prendas, Jesús y María,
te ruego y te suplico me alcances que, preservado de toda impureza,
sirva siempre con alma limpia, corazón puro y cuerpo casto
a Jesús y a María. Amén.
__________
GRACIAS
SEÑOR, POR LA EUCARISTÍA...
Gracias Señor,
porque en la última cena partiste tu pan y vino en infinitos
trozos, para saciar nuestra hambre y nuestra sed...
Gracias Señor,
porque en el pan y el vino nos entregas tu vida y nos llenas
de tu presencia.
Gracias Señor,
porque nos amaste hasta el final, hasta el extremo que se puede
amar: morir por otro, dar la vida por otro.
Gracias Señor,
porque quisiste celebrar tu entrega, en torno a una mesa con
tus amigos, para que fuesen una comunidad de amor.
Gracias Señor,
porque en la eucaristía nos haces UNO contigo, nos unes
a tu vida, en la medida en que estamos dispuestos a entregar
la nuestra...
Gracias, Señor,
porque todo el día puede ser una preparación para
celebrar y compartir la eucaristía...
Gracias, Señor,
porque todos los días puedo volver a empezar..., y continuar
mi camino de fraternidad con mis hermanos, y mi camino de transformación
en ti...
1.
Aunque no conocemos quién fue el autor de esta tan frecuentada
oración, sabemos que San Ignacio de Loyola (1491-1556)
recurría mucho a ella y la recomendaba constantemente
en sus Ejercicios Espirituales. A él debemos su gran difusión.
Para una meditación de esta oración, léase
"Rezo
meditado del "Alma de Cristo" de Monseñor Antonio Montero.[Volver]
2.
La Iglesia recomienda rezar esta oración delante de un
crucifijo. [Volver] |