PADRENUESTRO
DE SAN FRANCISCO [1]
Oh santísimo Padre
nuestro: creador, redentor, consolador y salvador nuestro.
Que estás en el cielo: en los ángeles y en los santos;
iluminándolos para el conocimiento, porque tú,
Señor, eres luz; inflamándolos para el amor, porque
tú, Señor, eres amor; habitando en ellos y colmándolos
para la bienaventuranza, porque tú, Señor, eres
sumo bien, eterno bien, del cual viene todo bien, sin el cual
no hay ningún bien.
Santificado sea tu nombre: clarificada sea en nosotros tu noticia,
para que conozcamos cuál es la anchura de tus beneficios,
la largura de tus promesas, la sublimidad de la majestad y la
profundidad de los juicios.
Venga a nosotros tu reino: para que tú reines en nosotros
por la gracia y nos hagas llegar a tu reino, donde la visión
de ti es manifiesta, la dilección de ti perfecta, la compañía
de ti bienaventurada, la fruición de ti sempiterna.
Hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo:
para que te amemos con todo el corazón, pensando siempre
en ti; con toda el alma, deseándote siempre a ti; con
toda la mente, dirigiendo todas nuestras intenciones a ti, buscando
en todo tu honor; y con todas nuestras fuerzas, gastando todas
nuestras fuerzas y los sentidos del alma y del cuerpo en servicio
de tu amor y no en otra cosa; y para que amemos a nuestro prójimo
como a nosotros mismos, atrayéndolos a todos a tu amor
según nuestras fuerzas, alegrándonos del bien de
los otros como del nuestro y compadeciéndolos en sus males
y no dando a nadie ocasión alguna de tropiezo.
Danos hoy nuestro pan de
cada día: tu
amado Hijo, nuestro Señor Jesucristo: para memoria e inteligencia
y reverencia del amor que tuvo por nosotros, y de lo que por
nosotros dijo, hizo y padeció.
Perdona nuestras ofensas: por tu misericordia inefable, por
la virtud de la pasión de tu amado Hijo y por los méritos
e intercesión de la beatísima Virgen y de todos
tus elegidos.
Como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden:
y lo que no perdonamos plenamente, haz tú, Señor,
que lo perdonemos plenamente, para que, por ti, amemos verdaderamente
a los enemigos, y ante ti por ellos devotamente intercedamos,
no devolviendo a nadie mal por mal , y nos apliquemos a ser provechosos
para todos en ti.
No nos dejes caer en la
tentación: oculta
o manifiesta, súbita o importuna.
Y líbranos del mal: pasado, presente y futuro.
Gloria al Padre...
ORACIÓN
ANTE EL CRUCIFIJO
DE SAN DAMIÁN
¡Oh alto y glorioso Dios!, ilumina las tinieblas de mi
corazón y dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta,
sentido y conocimiento, Señor, para que cumpla tu santo
y veraz mandamiento.
S. Francisco
de Asís |
ORACIÓN
EN HONOR A LAS LLAGAS
Gloriosísimo
Protector y Padre mío, San Francisco, a vos acudo, implorando
vuestra poderosa intercesión, para entender el amor que
Dios Nuestro Señor os manifestó al martirizar vuestra
carne y vuestro espíritu. Vuestras llagas son cinco focos
de caridad divina; cinco lenguas que me recuerdan las misericordias
de Jesucristo; cinco fuentes de gracia celestiales que el Creador
os confió para que las distribuyeseis entre vuestros devotos.
¡Oh Santo amabilísimo!, pedid por mí a Jesús
crucificado una chispa del fuego que ardía en vuestra
alma aquel día dichoso en que recibisteis la seráfica
crucifixión, a fin de que, recordando vuestros privilegios
sobrenaturales, imite vuestros ejemplos y siga vuestras enseñanzas,
viviendo y muriendo amando a Dios sobre todas las cosas.
Rezar 5
padrenuestros, avemarías y glorias en honor de las cinco
llagas de San Francisco. Concluir con la oración final:
Seráfico
Padre mío San Francisco, pobre y desconocido de todos,
y, por esto, engrandecido y favorecido de Dios. Porque os veo
tan rico en tesoros divinos, vengo a pediros limosna. Dádmela
generoso, por amor al buen Jesús y a nuestra Madre, la
Inmaculada Virgen María, y por el voto que hicisteis de
dar por su amor todo lo que se os pidiese. Por amor de Dios os
ruego que me obtengáis dolor de mis pecados, la humildad
y el amor a vuestra pasión; conformidad con la voluntad
de Dios, prosperidad para la Iglesia y para el Papa, exaltación
de la fe, confusión de la herejía y de los infieles,
conversión de los pecadores, perseverancia de los justos
y eterno descanso de las almas del Purgatorio. Os lo pido por
amor de Dios. Así sea.
__________
ORACIÓN
DE JUAN PABLO II [1]
Oh San Francisco,
que recibiste los estigmas en La Verna,
el mundo tiene nostalgia de ti
como icono de Jesús crucificado.
Tiene necesidad
de tu corazón
abierto a Dios y al hombre,
de tus pies descalzos y heridos,
y de tus manos traspasadas e implorantes.
Tiene nostalgia
de tu voz débil,
pero fuerte por el poder del Evangelio.
Ayuda, Francisco,
a los hombres de hoy
a reconocer el mal del pecado
y a buscar su purificación en la penitencia.
Ayúdalos
a liberarse también
de las estructuras de pecado,
que oprimen a la sociedad actual.
Reaviva en
la conciencia de los gobernantes
la urgencia de la paz
en las naciones y entre los pueblos.
Infunde en
los jóvenes tu lozanía de vida,
capaz de contrastar las insidias
de las múltiples culturas de muerte.
A los ofendidos
por cualquier tipo de maldad
concédeles, Francisco,
tu alegría de saber perdonar.
A todos los
crucificados por el sufrimiento,
el hambre y la guerra,
ábreles de nuevo las puertas de la esperanza.
Amén. |