ORACIÓN INICIAL
Por la señal...
Acto de contrición.
Oración preparatoria
para todos los días.
Omnipotente
Dios y Señor Nuestro, que quisisteis enviar al mundo a
vuestro siervo San Vicente Ferrer para que fuera como otro precursor
vuestro y predicara a todas las gentes las glorias de vuestro
Nombre adorable, defendiera a la santa Iglesia y sacara de la
esclavitud del pecado a millares de pecadores: Aceptad los obsequios
que en estos tres días os dirigimos, venerando la memoria
de este Bienaventurado Apóstol, gloria del mundo, decoro
de la Orden de Predicadores y una de las más puras honras
de la ciudad y reino de Valencia.
Y Vos, gloriosísimo
Abogado, Padre y Defensor nuestro, benditísimo San Vicente
Ferrer, dignaos aceptar nuestras oraciones y presentarlas al
Señor interponiendo vuestro poderoso valimiento. Alcanzadnos
consuelo en las aflicciones, socorro en nuestros infortunios,
salud en nuestras dolencias, el favor especial que os pedimos
en este triduo, siendo del agrado del Señor, y que en
la hora de nuestra muerte vayamos con Vos a la gloria, a bendecir
en vuestra compañía a nuestro Amantísimo
Jesús, por los siglos de los siglos. Así sea. |
Leer y meditar a continuación
la lectura del día que corresponda:
DÍAS
1 | 2 | 3
DÍA PRIMERO
Predestinación
y vocación de San Vicente Ferrer
Comenzar con la oración
preparatoria para todos los días.
Consideración. Considera cómo Dios predestinó
a San Vicente Ferrer para la santidad más sublime y lo
llamó al estado y oficios más excelentes. Mira
con qué atención, fidelidad y perseverancia correspondió
él a esta vocación divina; cómo nunca puso
estorbos, con los pecados, a la misericordia de Dios, sino que
anduvo siempre solícito en conseguir y aumentar en sí
todas las virtudes. Siendo niño, jamás se entrega
a los fútiles entretenimientos de aquella edad; su estudio
y sus afanes son aplicarse cada día con nuevo fervor a
las cosas de Dios, a fomentar en su corazón el amor a
la oración, a la frecuencia de los Sacramentos, a cumplir,
en una palabra, la voluntad divina, representada por sus padres
y sus maestros. Mira con qué tesón y fidelidad
realiza en si la vocación divina y cómo una vez
hecho religioso no descansa en el cumplimiento de los deberes
que su estado le impone. Míralo siempre ocupado y empeñado
en adquirir la perfección de su vocación, dedicado
en cuerpo y alma al Apostolado, que es el ministerio de la Orden
de Predicadores que él profesó. Contempla con qué
sacrificios tan continuos procura salvar almas, auxiliar a la
Santa Madre Iglesia, hacer que en todas partes sea honrado, temido
y amado Nuestro Señor Jesucristo. Nada estima digno de
su aprecio que no tenga esta finalidad. Alegre en su humildad,
rechaza las más altas dignidades y distinciones que Reyes
y Papas quieren otorgarle; su vida, aunque conmueve al mundo
con sus prodigios milagrosos, se desliza oculta en Dios y no
la manchan ni la vanidad ni la avaricia ni la concupiscencia,
y así persevera hasta exhalar el último suspiro.
(Medítar y pedir a San Vicente el favor especial que
se desee obtener en este Santo Triduo.)
Oración. ¡Bienaventurado Padre San Vicente
Ferrer, escogido por Dios desde toda la eternidad para que fueseis
como divino heraldo suyo que llevaseis su glorioso Nombre a todos
los pueblos, gentes y naciones! Mi corazón siente una
pena singular pensando en los muchos pecados en que me hallo
envuelto por no haber yo sido fiel a mi vocación ni haberme
cuidado siquiera de dar gracias al Señor por esta su voluntad
santísima de salvarme. Vos, que tan fielmente correspondisteis
a la divina voluntad; que por eso mismo fuisteis creciendo en
dones celestiales a medida que crecíais en edad; Vos,
que hasta el fin perseverasteis en el ejercicio de las virtudes
cristianas, dignaos interponer en favor mío vuestra poderosa
intercesión a fin de que Dios Nuestro Señor me
conceda la gracia de serle fiel en adelante y la que en especial
me propongo conseguir mediante este santo Triduo, si es conforme
con su divina voluntad y en honor vuestro y para salvación
eterna de mi alma. Así sea.
Obsequio. Rezar una vez el Santo Rosario en
memoria de la devoción que por él tuvo San Vicente
Ferrer.
__________
DÍA SEGUNDO
Justificación
y santificación de San Vicente Ferrer.
Comenzar con la oración
preparatoria para todos los días.
Consideración. Desde niño tuvo San Vicente
Ferrer grandísimo afán por guiarse siempre de la
divina voluntad. Cuando resuelve abandonar el mundo y hacerse
religioso la única suprema razón que da a sus padres
para tranquilizarlos y consolarlos es que Dios le llama, y que
haciendo lo que Dios manda en nada quedarán lesionados
los intereses más caros de esta vida. Sobre esta base
se cimenta la santificación y justificación de
nuestro Santo; y fue ésta tan amplia de parte de Dios
Nuestro Señor y de parte del Santo que mayor no es fácil
encontrar en los escogidos. Porque además de profesar
a la Santísima Virgen María un amor inmenso, que
es, a todas luces, prueba irrefragable de santidad verdadera,
no hay virtud cristiana en que no resplandeciera de modo heroico.
Su fe, sin límites; su esperanza, omnímoda; su
caridad, encendidísíma; su prudencia, sin igual;
acabada en todo su justicia; hasta lo heroico su fortaleza; su
templanza, tan perfecta que, con mucha razón, se le llama
Angel de pureza. (Medítar y pedir a San Vicente el
favor especial que se desee obtener en este Santo Triduo.)
Oración. ¡Amantísimo Padre y Abogado
mío, San Vicente Ferrer! ¡Cuán grande es
mi confusión y turbación al considerar la diferencia
que hay entre vuestra vida, toda llena de virtudes, y la mía,
toda llena de pecados y vicios! Os doy plácemes por las
misericordias derramadas sobre vos tan a manos llenas por Dios
Nuestro Señor y por la fidelidad con que VOS correspondisteis
a la amorosa acción divina. Recurro a vuestra protección
poderosa para que me alcancéis del Señor que más
y más me justifique y al irme en mí su divino Espíritu
por el continuo ejercicio de las virtudes cristianas. Concededme
esta gracia y también el favor especial que me he propuesto
conseguir de vos en este santo Triduo, si ha de ser para mayor
gloria de Dios, honor vuestro y salvación de mi alma.
Así sea.
Obsequio. Ofrecer una Comunión por la
conversión de los pecadores.
__________
DÍA TERCERO
La
glorificación de San Vicente Ferrer
Comenzar con la oración
preparatoria para todos los días.
Consideración. No podemos saber, ni siquiera calcular
aproximadamente, la gloria de cada uno de los escogidos. Pero
si es cierto que corresponde a la vida santa que han llevado
en la tierra, ¿quién es capaz de decir la gloria
del Bienaventurado San Vicente Ferrer? Su caridad sin límites,
sus virtudes heroicas, su vida entera consagrada al servicio
del Señor, sus preeminencias en lo que dicen gracias (gratis
datas), todo, finalmente, en este Santo nos da motivo para creer
que su glorificación en el cielo ha sido proporcionada
a las pruebas con que Dios ha querido manifestarnos la predilección
con que le trató en la tierra. Considera, pues, cómo
entra en la gloria este Angel del Apocalipsis cargado de méritos,
hecho un ascua de amor divino, lleno de todas las bendiciones.
Mira la singular gloria en que es colocado: como ángel,
por su misión; como apóstol, por su elección;
como doctor, por su sabiduría; como virgen, por su pureza;
como mártir, por su vida de mortificación y anhelo
constante de morir por Cristo, haciendo frente a todos los rigores,
penalidades, mortificaciones, a la misma muerte, que muchas veces
le juraron los enemigos de su celo apostólico.
A Vista de tanta gloria, considera
cuánto será el poder de intercesión de que
está dotado en el cielo quien tanto pudo con Dios en la
tierra; y con esto crezca tu confianza en tan glorioso
Padre y Abogado; acude a él
en todas tus cuitas, y espera con toda seguridad, que serán
oídos tus ruegos y despachadas tus oraciones en bien tuyo;
por lo mismo que pedirás y suplicarás siempre,
anhelando antes que todo por la gloria de Dios, cumplimiento
de su voluntad divina y bien de tu alma. (Medítar y
pedir a San Vicente el favor especial que se desee obtener en
este Santo Triduo.)
Oración. ¡Gloriosísimo Abogado
mío, Padre San Vicente Ferrer! ¡Yo os felicito por
el cúmulo de perfecciones con que Dios Nuestro Señor
adornó vuestra alma y por la fiel solicitud con que procurabais
ser agradecido a tan soberano amor, solicitud y correspondencia
que os han merecido el altísimo trono de gloria en que
os contempla la Iglesia Nuestra Madre! Haced, glorioso Abogado
nuestro, que en estos sentimientos que ahora me ocupan viva yo
siempre practicando sin deficiencias cuantas obras de virtud
Dios Nuestro Señor exija de mí. No me neguéis
nunca vuestra gloriosa intercesión en este negocio, el
más importante, el único de verdad necesario que
debe preocuparme, y alcanzadme también el especial favor
que en este Triduo espero de Vos, siendo para honra vuestra y
salvación de mi alma. Así sea.
Obsequio. Rezar una vez el Trisagio en memoria
de la gloria que en el cielo tiene San Vicente Ferrer. |