DÍAS: 4
| 5 | 6
DÍA
CUARTO
Rezar el acto de contrición
y la oración
preparatoria.
MEDITACIÓN
Deseo grande es el de la Santísima Virgen, que se ruege
por los pecadores. Y ciertamente no puede menos de ser así:
creado el mundo por Dios para su gloria; hecho el hombre a su
imagen y semejanza, y redimido después a costa de la sangre
preciosísima de su Santísimo Hijo, está
en el deber de honrarle, servirle y reverenciarle; pero, ¡oh
dolor!, los hombres se han vuelto contra su Dios y Señor
y continuamente le ofenden. No se puede oír sin angustiarse
tantas blasfemias horribles; no se puede mirar, sin exhalar un
grito de dolor, la profanación de los santos días
del Señor, convertidos hoy por la perversión de
los hombres, en días de labor, de bacanales inmundas y
orgías sangrientas. Las naciones se han levantado contra
Cristo y su Iglesia: el error y la impiedad dominan por todas
partes, y la sensualidad sube como una ola, sobre la generación
presente, amenazando sumergirla. ¿Qué hacer? Rogar
a Dios... Se pierden tantas almas todos los días
y ¿ habremos de estar ociosos? Este es uno de los fines
de esta Cofradía; pedir a Dios por los pecadores. ¿
Lo cumplimos fielmente? ¿Dedicamos todos los días
un rato de oración por la disminución de las culpas?
Meditemos en la tristeza que demostró en esta Aparición
la Santísima Virgen, y propongámonos disminuir
los pecados en nosotros y en nuestros prójimos y especialmente
la blasfemia y la profanación de los días festivos.
Medítese sobre lo
dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por medio
de esta Novena.
PARTE HISTÓRICA
La noticia de las apariciones, así como la promesa que
había hecho Bernardita de ir al lugar de las manifestaciones
durante quince días, se había extendido por toda
la comarca. De todas partes acudían a la Gruta, y millares
de personas al salir el sol, el día 21 de Febrero se hallaban
reunidas, esperando ver lo que en las rocas de Massabielle se
verificaba.
La niña por su parte,
cumpliendo la promesa hecha a la Señora, y atravesando
por medio de la multitud, sin afectación pero también
sin perturbarse, llega a las proximidades del nicho. A los pocos
momentos desfigúrase su rostro, volviéndose radiante;
todas sus facciones se elevan, y como si penetrase en una región
superior, expresaban sentimientos que no son de este mundo. La
boca entreabierta, estaba como petrificada de admiración;
sus ojos fijos y bienaventurados contemplaban una hermosura divina
que ningún otro veía pero que todos presentían,
viéndola, por decirlo así, en la reverberación
de la cara de la niña.
A su lado se hallaba el Dr.
Dozous y al verla en esta situación, la observa detenidamente,
la toma el pulso, y después de un rato exclama: "No,
esta no es la rigidez de la catalepsia; aquí no hay excitación
febril, ni el éxtasis inconsciente de los alucinados;
aquí hay un hecho extraordinario completamente para la
medicina."
En
aquel momento, la niña arrodillada da algunos pasos, y
avanza en esta actitud, hacia el interior de la Gruta. La Madre
de la misericordia pareció recorrer con mirada triste
la tierra. Bernardita, al verla llena de dolor, exclama: ¿
Qué tenéis? ¿ Qué es preciso hacer?
Responde la excelsa Madre de
Dios: "Rezar por los pecadores". Entretanto el corazón
de la inocente pastorcilla se llena de amargura, por ver el dolor
que manifiesta la santísima Virgen; y la fisonomía
que antes aparecía radiante, se cubre de una indecible
tristeza, al tiempo que de sus ojos se desprenden dos gruesas
lágrimas que ruedan por sus mejillas, donde se detienen
sin caer hasta la tierra.
ORACIÓN PARA ESTE
DÍA
¡Oh Madre del amor hermoso, del temor y de la santa esperanza!
A vuestros pies vengo lloroso, avergonzado y confuso. Yo soy
el que con mis pecados llené de amargura vuestro corazón
y de tristeza vuestro rostro. Mas no quiero desesperar sabiendo
que sois toda benigna y que recibís con entrañas
de misericordia a todo el que acude a Vos arrepentido. A Vos
acudo, Señora, con el corazón desgarrado por el
dolor de mis culpas y resuelto a morir mil veces antes que volver
a cometerlas. Volved hacia mí esos vuestros ojos misericordiosos
y salvadme. Mirad también compasiva a todos los pecadores
y atraedlos a la gracia de vuestro Santísimo Hijo. Por
la conversión y salvación de ellos os rezo las
siguientes Avemarías y deprecaciones:
Se rezan las Avemarías
como el primer día y después la oración
final: Inmaculada Señora etc.
DÍA
QUINTO
Rezar el acto de contrición
y la oración
preparatoria.
MEDITACIÓN
Ya nos lo tiene dicho Jesucristo. "Si el mundo os aborrece,
sabed que antes me aborreció a Mí." Todo el
que quiera vivir y ser de Cristo, ha de pasar por la tribulación
y por las amarguras de la persecución. El mundo no puede
conformarse con las máximas del Señor porque son
opuestas a las suyas. De aquí las ironías y escarnios
de que son objeto de parte de los mundanos los que se entregan
a la devoción, y procuran santificar su alma llevando
una vida conforme a los principios del Evangelio. No obstante,
en esta lucha del mal contra el bien, no habemos de desmayar;
si el mundo nos critica, nos ridiculiza y zahiere, tenemos en
cambio en nosotros mismos el testimonio de la buena conciencia
y la aprobación y complacencia de Dios y de toda la corte
celestial.
Nunca miró la Virgen
a Bernardita con ojos más benignos y complacientes, que
cuando la vio perseguida y calumniada.
El Señor envía
a sus siervos las tribulaciones para probar su fidelidad, para
purificarlos más y más de sus imperfecciones y
para darles ocasión de ganar mayores méritos para
la vida eterna. Las penas y trabajos de esta vida son como el
sello de las complacencias de Dios sobre un alma. Nadie amó
a Dios en el mundo ni de Dios fue tan amado como Jesús
y María, pero nadie tampoco sufrió en esta vida
tanto como ellos sufrieron.
Medítese sobre lo
dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por medio
de esta Novena.
PARTE HISTÓRICA
Los sucesos acaecidos en la Gruta eran tan públicos y
extraordinarios que nadie pudo permanecer indiferente. La impiedad,
viendo progresar el entusiasmo religioso, y deseosa de concluir
con aquella manifestación de lo sobrenatural, que eran
su palmaria condenación, quiso valerse de la fuerza y
de la amenaza, como en efecto lo hizo llevando a Bernardita por
los tribunales y conminándola con penas y castigos incluso
con encerrarla en la cárcel. A la edad que tenía
la niña, bien podía creer la impiedad seguro su
triunfo; pero ignoraba lo que es el poder y la gracia de Dios,
que se complace en escoger la más débil para confundir
lo más fuerte según el mundo. Así es, que
a pesar de las prohibiciones que se habían hecho a la
niña, sintiendo ésta una fuerte inspiración
que la llamaba hacia la gruta, en la mañana del veintitrés
de febrero, se dirigió a ella. Arrodillada, con un cirio
en una mano y el rosario en la otra, empezó a rezarlo,
cuando al poco tiempo, la multitud advierte la súbita
transformación de su rostro. La augusta Soberana del Paraíso
detuvo sobre la pobre niña una mirada llena de inexplicable
ternura, pareciendo amarla más desde que había
sufrido. Luego la llamó amorosamente por su propio nombre:-
"¡Bernardita! -Aquí estoy", respondió
la niña Y la Virgen Sma. entabló con ella una conversación
íntima, y aun pudiera decirse familiar. En aquella misteriosa
intimidad le reveló un secreto para ella sola. "Y
ahora," le dijo, "id a decir a los sacerdotes que quiero
se me edifique aquí una capilla." Y al pronunciar
estas palabras, la fisonomía de la Virgen Sma., su mirada
y su ademán parecían prometer que allí repartiría
gracias sin cuento. Bernardita cumplió fielmente el encargo
que se la había hecho.
ORACIÓN PARA ESTE
DÍA
¡Santísima Virgen María, Madre mía!
A vos me llego fatigado y sin fuerzas de tanto luchar con las
adversidades de la vida. Mi corazón, cual frágil
navecilla, es llevado por los vientos de las tribulaciones a
merced de las olas desenfrenadas de los vaivenes del mundo y
corre a cada momento peligro de dar en los escollos del pecado
o en el abismo de la desesperación. A vos levanto mis
ojos que sois la Estrella de los mares; mostradme el rumbo seguro,
guiad vos misma la nave para que no naufrague en el mar proceloso
de las tentaciones y trabajos, sino que llegue al feliz puerto
de la salvación eterna. Para conseguir esta gracia os
saludo con las siguientes Avemarías y deprecaciones:
Se rezan las Avemarías
como el primer día y después la oración
final: Inmaculada Señora etc.
DÍA
SEXTO
Rezar el acto de contrición
y la oración
preparatoria.
MEDITACIÓN
Después de recomendarnos la Sma. Virgen que roguemos por
los pecadores nos recomienda también que nos arrepintamos
y hagamos penitencia de nuestros pecados. Es muy digna de consideración
aquella insistente repetición de la palabra: "Penitencia,
penitencia, penitencia." Es como el grito amoroso de alarma
salido del corazón de una madre, que ve en grave peligro
a su amado hijo. Viendo en efecto desde la eterna morada los
pecados e iniquidades que continuamente se cometen en el mundo;
oprimido su corazón, de un lado por las ofensas que se
hacen a Dios, y de otro por los castigos a que se hacen acreedores
los hombres; viendo ya la divina diestra levantada para descargar
el golpe sobre los miserables pecadores, se adelanta, baja a
la tierra y nos advierte con solicitud maternal que hagamos penitencia
de nuestros pecados, pues sólo haciéndola muy humilde
y dolorosa, podremos vernos libres de los castigos que nos amenazan.
Tal vez a ninguna otra época se puedan aplicar con más
propiedad que a la presente las palabras del Bautista: "Haced
penitencia, porque ya está el hacha puesta a la raíz
del árbol, y todo árbol que no lleve buen fruto
será cortado y arrojado al fuego." Grabemos en nuestro
corazón estas palabras del Bautista, y hagamos una verdadera
y digna penitencia de nuestros pecados.
Medítese sobre lo
dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por medio
de esta Novena.
PARTE HISTÓRICA
Los sucesos milagrosos se imponían a todos en Lourdes
y sus cercanías. La multitud que acudía continuamente
a la Gruta y las admirables transformaciones que se referían
de Bernardita, habían excitado la curiosidad aún
de aquellos que hasta entonces por un soberano desdén
hacia lo que ellos llamaban superstición, no habían
querido mezclarse con la multitud para examinar de cerca los
hechos; resolvieron, pues, acudir en adelante a la Gruta, siquiera
fuese para presenciar la decepción popular. Uno de esos
espíritus fuertes o librepensadores, que no creía
en nada de lo sobrenatural acudió a la Gruta el día
siguiente a aquel en que la Santísima Virgen había
encargado se le edificase una capilla. El mismo nos va a referir
sus impresiones nada sospechosas.
"Llegué,"
dice el Sr. Estrada, "muy dispuesto a examinarlo todo, y
para ser franco a burlarme y reírme, esperando encontrarme
con una comedia o con una farsa grotesca. Una inmensa multitud
se iba reuniendo poco a poco alrededor de aquellos lugares, admirándome
interiormente la sencillez de tantos necios y riéndome
de la credulidad de una porción de mujeres que se habían
arrodillado devotamente delante de las rocas. A la hora acostumbrada,
hacia la salida del sol llegó Bernardita. Gracias a los
esfuerzos que hice, pude, no sin harto trabajo, ponerme en primera
fila, cerca de ella. Arrodillóse con naturalidad sin turbarse
ni aturdirse por la muchedumbre que la rodeaba, sacó un
rosario y principió a rezarlo. Bien pronto sus ojos parecieron
recibir y reflejar una luz desconocida, quedándose fija,
y deteniéndose maravillada, extasiada, radiante de felicidad,
en la abertura de la roca. Miré en aquella dirección
y nada vi, a no ser las desnudas ramas del rosal silvestre. Y
no obstante ¿qué os diré? Ante la transfiguración
de la niña, todas mis preocupaciones anteriores, todas
mis objeciones filosóficas, todas mis negaciones preconcebidas
cayeron de un golpe, haciendo lugar a un sentimiento extraordinario
que me sobrecogió a mi pesar. Sentí la certidumbre
de que allí se encontraba, un ser misterioso. Súbita
y completamente transfigurada Bernardita, no era ya Bernardita;
era un ángel del cielo. Su actitud, sus movimientos, sus
menores ademanes, su manera, por ejemplo, de hacer la señal
de la cruz, tenían una nobleza, una dignidad, una grandeza
tan admirable, que si en el cielo se persignasen, solo pueden
hacerlo como Bernardita en éxtasis. Yo estaba profundamente
conmovido; procuraba retener el aliento para oír el coloquio
entablado entre la Virgen y la niña, expresando ésta
de ordinario a la par que un profundo respeto una inmensa alegría,
aunque a veces una nube de tristeza venía a velar momentáneamente
su rostro. Durante todo aquel tiempo conservaba su rosario en
la mano, ora inmóvil abismada en la contemplación
de aquel ser divino, ora pasándolo irregularmente entre
sus dedos, o ya tomando el movimiento ordinario." Hasta
aquí el Sr. Estrada.
En un momento dado Bernardita
se adelantó andando sobre sus rodillas desde el punto
donde rezaba, es decir, desde las orillas del Gave hasta el fondo
de la Gruta, que se hallaba a unos quince metros. Mientras subía
aquella pendiente algo escarpada; oyó de los labios benditísimos
de la Virgen Santísima estas palabras: "Penitencia,
penitencia, penitencia," las cuales repetidas por Bernardita,
fueron oídas muy distintamente por las personas que se
hallaban a su lado.
ORACIÓN PARA ESTE
DÍA
Postrado ante el trono de vuestra majestad, Dios mío,
yo imploro vuestra piedad y misericordia. Vengo a Vos arrepentido,
como el hijo pródigo, por haberme alejado de Vos por el
pecado, y quisiera borrar con mis lágrimas y aún
con mi sangre las ofensas que os he hecho. ¡Perdón!
Señor; no lo merezco, porque muchas veces he despreciado
vuestra gracia y reincidido en las mis culpas; pero en este día
siento movido mi corazón con especial arrepentimiento
de mis pecados, y deseos de no volverlos a cometer jamás.
Vos, Madre de misericordia, que no queréis la muerte del
pecador, sino que se convierta y viva; Vos que me amonestáis
por medio de Bernardita que haga penitencia de mis pecados, Vos
ayudadme a hacerla digna y cumplida de todos ellos. Y para que
me alcancéis la gracia de no volverlos a cometer, os rezo
las siguientes Avemarías y deprecaciones.
Se rezan las Avemarías como el primer día y
después la oración
final: Inmaculada Señora etc.
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