DÍAS: 7
| 8 | 9
DÍA
SÉPTIMO
Rezar el acto de contrición
y la oración
preparatoria.
MEDITACIÓN
Muy grande y soberano es el premio que está prometido
a la obediencia. Bernardita ve el agua cenagosa, que en pequeña
cantidad manaba en el hoyo que había hecho en la tierra;
oye el mandato de la Visión de beber aquella agua y lavarse
con ella y cumpliéndolo fielmente merece que la Virgen
fije en ella una mirada benignísima pagándole así
con creces el esfuerzo que hizo al cumplir su mandato. Nada costará
quizás tanto a nuestro orgullo, como habernos de humillar
a confesar nuestros pecados al ministro de Dios. Mas, ¡Oh!
Si los pecadores supiesen las delicias que están escondidas
en la piscina saludable de la penitencia, ciertamente se apresurarían
a lavarse en ella y purificarse de todas sus culpas; si conociesen
el riquísimo don que Jesús les ofrece; si acudiesen
a la invitación que les hace Jesús diciéndoles:
"bebed de esta agua", se convencerían de que
la alegría y paz interior que se halla en sacramento de
la penitencia, excede a toda paz y alegría humana, y que
los consuelos que proporciona, son sobre todo encarecimiento.
Haced la prueba, pecadores, y lo experimentaréis.
Que sea el principal fruto,
que saquemos de esta Novena, el hacer en obsequio a la Virgen
Sma. una buena confesión antes de terminarla.
Medítese sobre lo
dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por medio
de esta Novena.
PARTE HISTÓRICA
Cada día crecía el inmenso oleaje de personas,
que acudían a la Gruta. Arrastrados por la universal admiración
habían ido muchos escépticos, librepensadores y
curiosos, con el objeto de burlarse o de hallar alguna superchería
indigna. En esta disposición de ánimo se hallaban,
cuando el 25 de febrero se presentó Bernardita, en cumplimiento
de la promesa que había hecho a la celestial Visión,
de ir a la Gruta durante quince días; y sobrecogidos por
una emoción inexplicable, al ver a la niña, se
descubrieron y se arrodillaron como todos los demás. La
favorecida pastorcilla, sin cuidarse de nada de cuanto la rodeaba,
y pensando sólo en la celestial Aparición, se arrodilló
y se puso en oración. Al poco tiempo su faz se transforma
y todos creen ver a la Santísima Virgen, en los rayos
de luz que se reflejaban en las facciones de Bernardita, a la
manera que por los rayos de luz que iluminan las cumbres de las
montañas, conocemos que el sol está presente en
nuestro horizonte.
Una misteriosa conversación
se advierte entre la Reina de los cielos y la humilde pastorcita
de la tierra, no desdeñando aquella comunicar a ésta
un tercer secreto, Y ahora, añadió la Virgen después
de una pausa, ve a beber y lavarte en la fuente y come la yerba
que brota junto a ella. Bernardita se quedó suspensa al
oír la palabra fuente, y sin apartar los ojos de la Virgen,
se dirigió hacia el río, pues por aquellos parajes
no había más agua que la que arrastraba el Gave
a algunos pasos de las rocas.
Una palabra y un ademán
de la Aparición la detuvieron en su camino. "No es
ahí" le dijo; "yo no te he dicho que bebas en
el Gave sino en la fuente que está aquí".
Bernardita empezó a escarbar en la tierra, en el lugar
que le indicaba la Aparición. De improviso el fondo de
aquella cavidad abierta por la niña tornóse húmedo.
Una agua misteriosa comenzó a filtrarse gota a gota bajo
las manos de Bernardita, y a llenar aquel hueco del tamaño
de un vaso que acababa de formarse.
Aquella
agua, al mezclarse con la tierra removida por las manos de la
niña, no formaba en un principio más que barro.
Bernardita trató por tres veces de llevar a sus labios
aquel cenagoso líquido; pero por tres veces fue tan fuerte
su aversión, que lo arrojó sin tener fuerzas para
tragarlo. No obstante quería ante todo obedecer a la radiante
Aparición, y a la cuarta vez, venció su repugnancia,
bebió, se lavó, y comió un poco de la planta
campestre que brotaba al pié de la roca.
Cuando Bernardita cumplió
todas las órdenes que había recibido, la Virgen
fijó en ella una mirada llena de satisfacción y
a los pocos instantes desapareció.
ORACIÓN PARA ESTE
DÍA
Santísima Virgen María, Madre mía! Acercándome
ya al final de este novena que estoy celebrando en obsequio y
honor vuestro, no quiero resistir más a los llamamientos
interiores que me incitan a sellarla con una buena confesión
de todas mis culpas. Sí, quiero confesarme bien para recibir
dignamente a Vuestro Santísimo Hijo el último día
de la Novena. Vos, Señora que me inspiráis este
deseo, alcanzadme gracia para practicarlo, a fin de que mi confesión
sea grata a los divinos ojos, y mi alma quede enteramente purificada,
y lleve en adelante una vida perfectamente cristiana y conforme
con los preceptos de la ley divina. Con este objeto os rezo las
siguientes Avemarías y deprecaciones:
Se rezan las Avemarías
como el primer día y después la oración
final: Inmaculada Señora etc.
DÍA
OCTAVO
Rezar el acto de contrición
y la oración
preparatoria.
MEDITACIÓN
Digna de consideración es la manera de brotar el agua
de la fuente milagrosa. Primeramente empieza el agua a abrirse
paso gota a gota, poco después es ya un hilito apenas
perceptible; y creciendo sin cesar llega a formarse una fuente
que arroja diariamente más de cien mil litros de agua.
La oración tiene que ser perseverante. Por eso dejan de
recibirse muchas veces las gracias y favores que se piden al
Señor y a la Santísima Virgen, porque no se piden
con constancia, pues por razones misteriosas no se conceden de
ordinario sino después de instar y de perseverar en la
oración. Las gracias que uno recibe a la manera de la
fuente milagrosa, generalmente no producen cambios repentinos,
por cuya razón se ha dicho que nadie de repente se hace
santo, así como ninguno llega de un solo golpe a ser sumamente
malo. Puede Dios nuestro Señor en un solo momento concedernos
gracias eficacísimas, que produzcan en nosotros una transformación
súbita, pero de ordinario nos las concede según
es nuestra cooperación y correspondencia a ellas. En todos
los días ¡cuántas veces habrá Dios
tocado, nuestros corazones!... ¿Y será posible
que permanezcamos sordos y no acudamos a sus llamamientos...?
Una fuente abundante de todas las gracias tenemos en el Santísimo
Sacramento de la Eucaristía. Es el Autor de todo bien,
Jesús, quien desde la sacratísima Hostia nos dice:
"Venid a Mí todos." Acerquémonos a esta
fuente del amor divino para apagar la sed que sentimos por las
cosas de la tierra, y no desear sino las celestiales y eternas.
Medítese sobre lo
dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por medio
de esta Novena.
PARTE HISTÓRICA
El agua que al principio tan tenuemente brotaba de las entrañas
de la tierra iba paulatinamente aumentándose hasta llegar
a ser una fuente caudalosa. Las gentes, impulsadas por una secreta
inspiración, acudían a beber de aquella agua, y
hasta los enfermos, reputados por la ciencia muchos de ellos,
incurables, al ser bañados, sanaban de sus dolencias.
Con estos prodigios, el entusiasmo religioso y la devoción
se acrecentaban por momentos; y el pueblo, a pesar de que la
Aparición no había dicho quién era, creía
que no podía ser otra que la Madre de Dios. Bernardita,
que ansiaba también saber quién era la hermosa
Señora, al verla el 25 de Marzo, como siempre, rodeada
de luz indescriptible y con una bondad sin igual, se atrevió
a decirla:
"Señora, ¿tendréis
la bondad de decirme quién sois y cuál es vuestro
nombre?".
La bendita Aparición
sonrió sin contestar, Animada por su benevolencia, Bernardita
insistió: "oh Señora! ¿queréis
tener la bondad de decirme vuestro nombre?" Los resplandores
de la Aparición aumentaron, como si fuese creciendo en
alegría; pero tampoco respondió. Bernardita, extasiada
ante esta hermosura, redobló sus instancias, pronunciando
por tercera vez estas palabras: "Señora, ¿queréis
tener la bondad de decirme cuál es vuestro nombre?"
A pesar de tantas instancias, la Aparición permanecía
silenciosa. La niña, como si una inspiración superior
la guiara, por cuarta vez dijo: "¡Oh Señora!
os lo suplico, queréis tener la bondad de decirme quién
sois y cómo os llamáis? A esta última súplica,
la Aparición desplegó las manos, suspendió
del brazo derecho el rosario, abrió los brazos y los inclinó
al suelo, corno para indicar las bendiciones que derramaría
sobre la tierra. Después elevándolos hacia el cielo,
pronunció con una gratitud indecible: "Yo soy la
Inmaculada Concepción."
ORACIÓN PARA ESTE
DÍA
¡Oh Inmaculada María; toda hermosa, pura y sin mancha
desde el primer instante de vuestra Concepción! Alcanzadme
la pureza de alma y cuerpo, y la limpieza de toda culpa, para
que pueda acercarme dignamente al Santísimo Sacramento
del altar. Si el ciervo sediento corre presuroso a las aguas
cristalinas para apagar su sed, sedienta se halla mi alma, por
acercarse a ese Sacramento de bondad y de amor. Obtenedme, Virgen
Santa, tal gracia al recibir mañana a vuestro Santísimo
Hijo en la comunión, que jamás llegue a echarlo
de mi alma por el pecado, porque sin Jesús, que es mm
vida, mi dicha y todo mi consuelo, no puedo vivir, ni tener paz
en mi corazón. Para conseguir esto os saludo con las siguientes
Avemarías y deprecaciones.
Se rezan las Avemarías
como el primer día y después la oración
final: Inmaculada Señora etc.
DÍA
NOVENO
Rezar el acto de contrición
y la oración
preparatoria.
MEDITACIÓN
Gran consuelo es para nosotros el considerar la solicitud maternal
de María para con los hombres. Nadie puede llegar a comprender
en esta vida, todo lo que María ha hecho y hace para salvarnos.
Siendo Ella la Madre de la misericordia, como la llama la Iglesia,
es el medio por donde nos vienen todas las gracias que Dios quiere
dispensarnos.
Con gran ternura las comunica
al justo, para que persevere en el servicio del Señor;
con gran solicitud las procura y se las envía al pecador,
para que, aún en medio dé sus extravíos,
no se endurezca su corazón, y vuelva en sí, y se
convierta y se salve. Si alguno se pierde, no eche a nadie más
que a sí mismo la culpa de su perdición, porque
Dios nos ha descubierto en su Madre en estos últimos tiempos
por medio de Bernardita, todos los tesoros de su gracia y de
su amor. Nosotros que tenemos la dicha de ser el objeto de la
solicitud maternal de María y que nos hemos consagrado
a Ella ingresando en su Cofradía, conduzcámonos
como verdaderos hijos y devotos suyos, cumpliendo con las obligaciones
que contrajimos al ser regenerados en las aguas del bautismo;
pues en esto consiste la verdadera y principal devoción
a María. Huyamos con sumo cuidado y diligencia de todo
aquello que puede apartarnos del recto camino que nos conduce
al cielo; de las malas lecturas, de los falsos amigos, de las
reuniones peligrosas, pues guardándonos a nosotros mismos,
Dios también nos guardará y nos sostendrá
para que no caigamos de su divina gracia.
Medítese sobre lo
dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por medio
de esta Noveno.
PARTE HISTÓRICA
Dieciocho veces se había aparecido la Sma. Virgen a Bernardita,
siendo la última en el día que la Iglesia dedica
en honor de Nuestra Señora del Carmen. Multitud de gentes
en muchas ocasiones habían presenciado la admirable transformación,
que causara en la niña la Aparición. Una fuente
misteriosa había brotado bajo las manos de la pastorcita,
guiada por las indicaciones de la Señora; muchos enfermos
de alma y cuerpo habían recobrado la salud; y a pesar
de todo los librepensadores se obstinaban en negarlo todo sin
someterse a las pruebas, a que los católicos les provocaban.
Siempre han sido los mismos los impíos; ellos que tanto
claman por los fueros de la razón, son los que menos los
respetan en cuanto dejan de serles favorables. Mas en, lo que
a la Aparición de la Santísima Virgen de Lourdes
se refiere, aún cuando hubiesen querido perseverar en
seguir su sistema sobredicho, de nada les hubiera servido, pues
los sucesos se habían verificado de una manera tan prodigiosa,
que sin remedio tuvieron que verse humillados y confundidos sin
recurso de apelación.
Desde el fondo de una roca
desierta, y anunciada por la voz de una niña, lo sobrenatural
se había abierto camino, derribando todos los obstáculos,
arrastrando a las muchedumbres y conquistando a su paso todos
los corazones que de buena fe buscaban la verdad. El Sr. Obispo
de Tarbes, después de la más escrupulosa depuración
de los hechos confirmó la verdad de las apariciones por
un decreto de 18 de Enero de 1862. Desde entonces el mundo entero
católico, ansioso de corresponder a los deseos de la Santísima
Virgen, ha acudido a su llamamiento y todos los años llegan
a Lourdes muchos millares de peregrinos de las cinco partes del
mundo. Nosotros en esta Novena hemos procurado también
honrar a la que descendió de los cielos para nuestro bien.
ORACIÓN PARA ESTE
DÍA
¡Inmaculada y Santísima Madre de Dios! Altísimas
lecciones me habéis dado en esta Novena; saludables y
amorosas invitaciones he recibido; no quiero ser ingrato ni obstinado.
Decididamente me propongo servir a Dios con fidelidad, amarle
con todo el afecto de mi alma, y honraros a Vos como a Madre
mía queridísima. Imprimid estos efectos en mi corazón
para que jamás los olvide; obtenedme la gracia de perseverar
constantemente en estos Santos pensamientos hasta exhalar el
último suspiro de mi vida, mereciendo, ahora y siempre
vuestra protección, hasta que tenga la dicha de gozar
en el cielo de las infinitas delicias, que Dios tiene preparadas
para los que le aman. Y a fin de que estos mis propósitos
os sean más aceptables, os saludo con las siguientes Avemarías
y deprecaciones
Se rezan las Avemarías como el primer día y
después la oración
final: Inmaculada Señora etc.
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