ORACIÓN
EN UNA NECESIDAD
¡Oh bendito San Antonio de Padua! Como uno de tus
devotos me dirijo a ti en este día. A tí elevo
mis débiles oraciones. Tu protección imploro y
bajo ella espero merecer del Altísimo el ser socorrido
en mis necesidades.
Bien ves, santo mío,
que, llenos de amor, de respeto y de confianza, claman a ti todos
cuantos se ven en alguna necesidad o peligro; a ti clama el enfermo
en el lecho del dolor, el encarcelado desde su lóbrego
calabozo, el cautivo desde su mazmorra, el sencillo pastor desde
su rústica cabaña, el peregrino en su largas y
penosas expediciones, el navegante entre las espumosas olas del
mar.
Unos y otros esperan vencer
con tu amparo los obstáculos que se oponen a su felcidiad
en el camino de la vida; unos y otros esperan ver satisfechos
sus deseos; todos en fín, confían por tu mediación
verse remediados en sus necesidades.
Séalo yo al presente,
¡oh milagroso Santo! Alcance yo por tu mediación
el poderoso auxilio del cielo, que puede en nuestras tribulaciones
sacarnos ilesos y triunfantes. Amén.
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ORACIÓN
A NUESTRO SEÑOR
Altísimo
y Sapientísimo Señor del mundo, de los cielos y
de la tierra, que todo lo conoces y todo lo gobiernas suave y
fuertemente; excelentísimo Creador de cielos y tierra,
que muestras la grandeza de tu poder en las cosas grandes y la
perfección de tu gobierno en las cosas pequeñas;
vigilantísimo Gobernador del universo, sin cuya anuencia
no cae ni un cabello de nuestra cabeza, ni una hoja de nuestros
árboles; bondadosísimo Dueño, que vistes
de espléndidas galas a las hierbas del campo y das de
comer a las aves del cielo; amantísimo Padre, que para
que los ricos den su pan a los pobres, los estimulas con tus
palabras, los amenazas con tus enemistades y les premias sus
caridades con innumerables favores, unas veces advertidos y otras
inadvertidos: te suplicamos que atiendas a los ruegos que te
dirigimos por medio de tu siervo San Antonio, para que tengas
providencia de nosotros para nuestro bien, nos concedas todas
las gracias temporales que nos convengan y, sobre todo ordenes
nuestra vida, conforme a toda caridad contigo y con tus pobres,
para salvación y santificación de nuestras almas.
Padrenuestro, Avemaría
y Gloria.
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13 MINUTOS CON
SAN ANTONIO
Esta oración
se hará todos los martes.
Trece
minutos que estaré a tus pies, Padre mío San Antonio,
para ofrecer mi invocación sentida ante tu imagen milagrosa,
de quien tanto espero, pues bien se ve que tu tienes poderosas
fuerzas divinas para llegar a Dios. Así lo revelan tus
patentes milagros, Padre mío San Antonio, pues cuando
acudimos a ti en horas de tribulaciones, siempre somos prontamente
escuchados.
Hoy que es un día tan
grande llegarán a ti, miles de almas, que son tus fervientes
devotos, a pedirte, porque sabemos que nos harás grandes
concesiones, poniendo en primer turno a los más necesitados
para que reciban tus favores. ¡Qué consolado me
siento al entregarte mis penas!
Espero Santo mío me
concedas la gracia que deseo y si me la concedes, te prometo
contribuir con una limosna para tus niños pobres.
Tres grandes gracias te concedió
el Señor; que las cosas perdidas fueran aparecidas, las
olvidadas recordadas y las propuestas aceptadas. ¡Cuantos
devotos llegarán a ti, diariamente a pedirte alguna de
las tres, y tú jamas te niegas a concederlas! ¡Qué
llegue hoy a ti lo mío que tan necesitado pone a tus pies
éste humilde devoto.
Al final se rezarán
tres Padres nuestros, Ave María y Gloria.
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A SAN ANTONIO
Oh
admirable San Antonio, glorioso por la celebridad de los milagros
que habéis obrado, que tuvisteis la dicha de tener en
vuestros brazos al Señor en forma de tierno infante, obtenedme
de su bondad la gracia que ardientemente deseo de lo íntimo
de mi corazón.
Tu que fuistes tan bondadoso
con los pobres pecadores, no mires a los pecados de quien os
ruega, sino a la gloria de Dios, que será otra vez exaltada
por ti, y a la salvación de mi alma, tan unida a la petición
que ahora tan encarecidamente te hago.
Como prenda de mi gratitud,
os prometo llevar una vida más conforme con las enseñanzas
del Evangelio y consagrada al socorro de los pobres, que tanto
habéis amado y al presente amáis. Bendecid esta
promesa que os hago y alcanzadme la gracia de ser a ella fiel
hasta la muerte. |