ORACIÓN
I
¡Glorioso San Ignacio
de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús
y especial abogado y protector mío!. Ya que tan elevado
estáis en el Cielo por haber hecho vuestras obras a mayor
honra y gloria de Dios, combatiendo a los enemigos de la Iglesia,
defendiendo nuestra santa fe, dilatándola por medio de
vuestros hijos por todo el mundo, alcánzame de la divina
piedad, por los méritos infinitos de Jesucristo, e intercesión
de su gloriosa Madre, entero perdón de mis culpas, auxilio
eficaz para amar a Dios y servirle con todo empeño en
adelante, firmeza y constancia en el camino de la virtud, y la
dicha de morir en su amistad y gracia, para verle, amarle, gozarle
y glorificarle en vuestra compañía por todos los
siglos. Amén.
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ORACIÓN
II
Santísimo padre San
Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús;
escogido entre millares para dilatar la gloria de Dios por los
cuatro ángulos del mundo; varón eminentísimo
en toda clase de virtudes, pero especialmente en la pureza de
intención con que siempre anhelabas la mayor gloria de
Dios; héroe insigne de penitencia, humildad y prudencia;
infatigable, constante, devotísimo, prodigiosísimo;
de caridad excelentísima para con Dios, de vivísima
fe y esperanza robustísima; me gozo, amado Padre mío,
de verte enriquecido con tantas y tan eminentes prerrogativas,
y te suplico alcances a todos tus hijos aquel espíritu
que te animaba, y a mí una intención tan recta,
que hasta en las menores cosas busque puramente la gloria divina,
a imitación tuya, y logre por este medio ser de tu compañía
en la gloria. Amén. |